Ser negro y músico no significa tener que hacer (sí o sí) soul o hip hop o ‘rhythm and blues’
Hay compositores afroamericanos que ignoran la pureza de los géneros con los que se les asocia habitualmente. Aquí, seis que cumplen con esa premisa
Ser negro y hacer música no implica necesariamente hacer R&B. Ni hip hop. Ni tampoco revivir el soul a la manera de los años sesenta. Ya no. El abanico de posibilidades que permite burlar las barreras estilísticas es cada vez más amplio. Una serie de artistas afroamericanos se ocupa de que así sea aproximando sus raíces musicales a otros terrenos.
De la misma manera que el folk ya no suena necesariamente como el folk tradicional, hay músicos negros que ignoran la pureza de los géneros con los que se les asocia habitualmente (Blood Orange), o que se apartan lo máximo posible del guion, como hacen Benjamin Clementine o Petit Noir, creando mezclas al margen de las que imponen los patrones imperantes. A continuación, una serie de discos recientes o de inminente aparición que cumple con esas premisas.
Moodie, Yuno
Ishmael Butler, de Shabazz Palaces, presentó a Yuno en Sub Pop. Resultado: un EP —que en junio marcó su debut con el sello— que le concede una nueva perspectiva al concepto de pop hecho en el dormitorio, sobre todo porque no suena como tal. En Moodie, Yuno elabora música pop valiéndose de ingredientes tales como los ritmos del rock o las melodías propias del rock californiano. Canciones exquisitas como Amber y No Going Back se vienen arriba y contagian optimismo incluso si las escuchas en tu peor día del año. Yuno, que opera desde de Jacksonville, Miami, recuerda a veces a Beck, pero lo que hace tiene vida propia.
Love, Loss And Autotune, Swamp Dogg
El título no puede ser más revelador. Amor, pérdida y autotune es lo que nos ofrece en su nuevo álbum (estará a la venta el 7 de septiembre) este renegado del blues tradicional. Swamp Dogg, que debutó en los años sesenta como Jerry Williams Jr. pero se cambió el nombre porque el suyo le parecía flojito para un artista, cuenta con una larga trayectoria caracterizada por la excentricidad musical y unas portadas casi siempre horrendas. Ahora, con 76 años, se encuentra con que le arropan Ryan Olson, Bon Iver y el círculo de Gayngs, todos ellos muy fans también de los agudos lastimeros que se pueden lograr con la ayuda del autotune, que fluye aquí a sus anchas.
Joy Comes In Spirit, Vicktor Taiwó
Nigeriano afincado en Londres, Vicktor Taiwó abandona el mundo de la autoedición y debuta en un sello indie con credenciales —Innovative Leisure, el mismo Hanni El Khatib y Nick Waterhouse—. Su primer álbum ofrece una especie de perversión lírica del R&B que se mueve constantemente entra la luz y la oscuridad. Su esencial soul es el motor de una música que va mutando a cada momento, hasta lograr que deje de pertenecer a algún compartimento estilístico concreto. Planteamientos complejos sobre los que se levanta un estilo muy prometedor.
Where Neon Goes To Die, Steven A Clark
El retrato a lo Warhol que domina la portada es casi una declaración de intenciones. En su cuarto álbum, Clark depura con alegría y sin complejos su tendencia hacia el funk y el soul de los años setenta. No busca la innovación, sólo ejercitar patrones que en su día funcionaron y que hoy sólo únicamente perviven en contextos electrónicos. Ese es el motivo por el que canciones como Found o Feel This Way funcionan tan bien sin necesidad de recurrir al ejercicio nostálgico. De Prince a Marvin Gaye, Clark repasa a sus clásicos a lo largo de un álbum, ya a la venta, que funciona como una pequeña y disfrutable isla entre las novedades actuales.
Soil, Serpentwithfeet
Tan cerca de la música clásica como del soul, tan dispuesto a experimentar como dotado para hacer canciones que calen hondo, Josiah Wise ha hecho un álbum que es casi un nuevo estilo en sí mismo. Natural de Baltimore y residente en Nueva York, Wise, que definía su música como góspel pagano, se sitúa en un plano creativo similar a los de Antony & The Johnsons o Woodkid. Temas que transcriben emociones poderosas en música, creación de un artista que maneja los códigos estilísticos a su antojo. En el mundo de Serpentwithfeet, el pop suena como música religiosa (Wrong Tree) y el soul se transforma en una experiencia cercana a lo esotérico (Mourning Song).
Arromanticism, Moses Sumney
Salió el otoño de 2017, pero define tan bien esta tendencia que sería injusto no mencionarlo aquí. Un falsete que canta sobre los placeres y las incertidumbres de evitar las relaciones románticas. Composiciones que se alimentan de bocanadas de estilos diversos. Tan cercano a músicos blancos como James Blake como a afroamericanos que osaban explorar más allá de lo previsible, como Prince o D’Angelo, Sumney es una especie de placer reservado para connoisseurs. Hace unos meses publicaba el EP Make Out In My Car, que incluía una versión del citado tema a cargo de Sufjan Stevens. Ahora regresa con el EP Blank In Deep Red, y sale de ese maravilloso estado de ensimismamiento para hacer algo que hasta se podría bailar.
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