“El podcast no destruye otros formatos”
Entrevista a Pablo Romero, periodista que cuenta en Las tres muerte de mi padre una de las peores masacres de ETA.
Pablo llega con puntualidad británica a la entrevista. Hemos quedado en el edificio de la Cadena Ser, en plena Gran Vía madrileña, para hablar de su historia, de lo que lleva ocupando su mente y su vida en las dos últimas décadas. Pablo Romero es periodista y ha trabajado en algunos de los diarios más importantes del país. Sin embargo, la historia que ahora cuenta es una historia personal y tremendamente trágica: el asesinato de su padre por parte de ETA.
Las tres muertes de mi padre es un podcast compuesto por cinco capítulos, narrados en primera persona por el propio Pablo y publicado por la plataforma de podcasts independientes Cuonda. Hasta ahora se han publicado tres episodios. El último saldrá el 21 de junio, justo el día en el que se cumplen 25 años del asesinato de ETA en la glorieta de López de Hoyos de Madrid. La primera pregunta a Pablo era sencilla: ¿por qué el podcast? ¿por qué alguien que ha contado siempre las historias a través de un diario se decide por un formato sonoro? “El podcast tenía cuatro características que lo hacían perfecto: en primer lugar, el podcast no destruye otros formatos —es decir, no compromete y deja abierta la historia a cualquier otro modo de contarlo—; tenía claro que no me motivaba nada escribir; a la vez, estaba tan seguro de lo que quería contar que necesitaba tener el control absoluto de la historia y eso me lo permite este formato; por último, tenía tanta cantidad de documentación sonora, tantos audios que era una pena transcribirlos”, explica Romero.
Escucho a Pablo mientras se explica con detalle y parece revivir en cada instante lo que sucedió. Esta nervioso, emocionado y feliz al mismo tiempo. ¿Sabía aquel chaval de 17 años que acababa de enterarse de la muerte de su padre de que 25 años después lograría explicárselo todo —a él mismo y a un país entero— a través de una historia sonora? Probablemente no. Sin embargo, en el momento de tener clara la historia tras dos décadas de investigación supo cómo lo contaría: “Tenía claro que quería contar una historia y tres o cuatro cosas dentro de esa historia y no más. El ejercicio de guionizar tanto me ha mostrado un camino claro. El oyente sabrá por qué son 5 capítulos y no 3 ó 4; por qué se llama Las muertes de mi padre... Al final, se trata de una construcción de abajo hasta arriba que luego vuelve a reescribirse”, explica el autor. El reto era todavía mayor al tratarse de una historia de no ficción que estaba compuesta por voces reales que debían estar distorsionadas en algunos casos: “Toda mis fuentes son personas reales que han sido protagonistas de esta historia, por ejemplo, mi madre. Esto es bueno pero también me condiciona porque hay cosas que no puedo contar”.
Tras más de una hora de conversación con Pablo me doy cuenta de que ha realizado un enorme ejercicio de contención en la serie. El estilo por el que apuesta es seco y directo. Según Romero, “todo está muy pensado, incluso las pausas”. Se agradece que el silencio tenga su sitio en un relato. Cuando Pablo Juanarena y Miguel Ángel Pérez —técnicos de montaje y postproducción— tenían alguna duda, Pablo siempre respondía con una única palabra que repetía hasta la saciedad: guion, guion, guion, guion, guion. “Se tenían que ceñir al guion. Al principio había mucho fuego artificial en lo que escribí y me di cuenta de que no era lo que yo quería. Solo en el proceso de reescribir me di cuenta de lo que verdaderamente quería contar”. El periodista se confiesa como “un tío de estructura de toda la vida”. El podcast le permitía escribir de otro modo, aunque siguiera esclavo de esa estructura que se repite en todos los episodios menos en el primero: “La serie no podía arrancar de otra manera que no fuera con la bomba en directo. Los periodistas tendemos mucho a pensar que la audiencia es tonta y siempre le queremos dar el contexto al principio. El orden, en el podcast, a diferencia de la prensa o de la radio, no debe contextualizar al primer momento; el podcast te da un swing muy distinto”.
Llama la atención no solo la organización de una información legal y jurídica extremadamente complejas y densas, sino también la textura de algunas de las grabaciones que dotan de realismo y veracidad a las declaraciones: “Hay una, en concreto, que es dentro un coche y es un sonido muy cerrado que está contando algo que va a cambiar la historia por completo. La lluvia no dejaba de arreciar. Esa textura de sonido era perfecta y, a la vez, condicionaba la declaración, el discurso y la atmósfera”. El periodista reconoce que lo más le costó fue encontrar su tono en la narración: ¿leer o no leer? Y si leo, ¿cómo lo hago? “Yo tenía un truco que era entornar los ojos para leer mal. Yo tenía algo a mi favor y es que la historia me la sabía de memoria y, a la vez, tenía claro que no quería que fuera un teatralización”. Apenas unos acordes musicales compuestos por David Burnett subrayan algunos momentos esenciales de la narración. Y a pesar de la estructura férrea a la que se refiere Romero, hay en este podcast momentos para la espontaneidad: “Por ejemplo, cuando estoy hablando con Iñaki Rekarte en el Bar Loyola y él me habla de las masacres y los asesinatos, en el hilo musical está sonando la música de La vida es bella...”, comenta entre risas Romero.
Tras casi dos horas de conversación percibo que Pablo ya está dentro de la secta. Pertenece a ese grupo secreto que Josep Maria Martí —ex director de Ràdio Barcelona— contaba que existía en las jornadas de Podcast IN/OUT. Nuevos formatos del audio digital que se celebraron el pasado 6 y 7 de junio en el Mercat Audiovisual de Catalunya. Una secta compuesta por personas que pretenden contar el mundo a través de la voz, de los silencios, las atmósferas, los efectos y la música. “Yo ahora me he vuelto un evangelista; esto tiene una producción muy bestia. Espero que el podcasting no se convierta en una fiebre, me daría mucha pena. Ya estoy viendo que hay gente interesada en el formato porque se cree que es barato pero no lo es. Hacer un buen podcast no es barato. Una historia general implica que hay producción antes, durante y después. Es el mimo tipo de producción que había en la radio de los años sesenta que es la que está recuperando el podcasting”. Y es que a veces se olvida que el periodismo es caro, la investigación periodística es cara y, como dice Pablo, “yo soy la prueba viviente, estoy arruinado”.
Nos despedimos con ganas de hablar todavía más. En mi caso, de escuchar el segundo episodio de su serie otra vez, con un oído distinto. Días después, Pablo irá a hablar con Andreu Buenafuente a su late night. Hablará de su historia y del formato. El podcast estará durante 20 minutos en los oídos de todos. ¿Qué es eso de un podcast?, se preguntarán muchos desde sus casas. Y Pablo les responderá; y, quizás sin saberlo, estará ayudando a todos los que estamos convencidos de que el podcast ya no es solo un modo divertido y entretenido de comunicarse con los demás, ni siquiera un hobby realizado por talentosas voces que han encontrado aquí su refugio. Lo sustancial es que habrá demostrado que las historias sonoras que se cuentan en podcast tienen, sobre todo, vocación de emocionar, de trascender.
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