Los Windsor se agarran al efecto de Doria Ragland
La madre de Meghan Markle recibida con honores en la familia real y por los británicos que alaban su discreción
El momento en el que el príncipe Carlos toma de la mano a Doria Ragland, durante la boda real del sábado en Windsor, supuso mucho más que el cálido gesto de un consuegro. Mientras el público que seguía el enlace de Enrique y Meghan acogió con alivio ese arrope de la madre de la novia, hasta entonces completamente sola en su banco de la capilla de San Jorge, para los observadores la imagen simbolizaba la bienvenida oficial de Doria a la casa de los Windsor. Todavía no se ha aventurado qué papel tendrá la progenitora en la nueva singladura de la flamante duquesa de Sussex, aunque algunos medios promonárquicos están convencidos de que en palacio van a contar con ella.
Encajar en el rígido entorno real a una mujer afroamericana de 61 años, que crió sola a su hija tras un temprano divorcio, trabajadora social e instructora de yoga, no ha resultado difícil a la postre, como se desprende del recibimiento dispensado por Carlos y Camila a Doria en cuanto recaló en Londres, tres días antes del enlace de sus hijos. Con Isabel II, abuela de Enrique, sus nervios enturbiaron inicialmente aquel encuentro trufado de pasteles de fruta y té, aunque bastaron 40 minutos de audiencia y charla para normalizar la relación con la reina de Inglaterra.
En el día del gran evento, la presencia y prestancia de Doria Ragland -la único miembro de la familia de Meghan presente en la boda- consiguieron impresionar. Ataviada con un traje y chaqueta a juego de Oscar de la Renta, aunque sin renunciar al piercing en la nariz, aguantó el tipo frente a la familia real al completo, se emocionó y logró emocionar a tantos durante una ceremonia en la que su hija excluyó de los votos la promesa de "obediencia" a su marido. Mujer ferozmente independiente, a su influencia se atribuye la seguridad en sí misma de Meghan. También una ética de trabajo y cociencia social que, tras su divorcio de Thomas Markle (1987) le convenció para abandonar su puesto de azafata, regresar a la universidad y graduarse en psicología y labores de asistencia a los más vulnerables.
Incluso los británicos menos fascinados con las cuestiones monárquicas parecen encantados con la figura de esta mujer descendiente de esclavos a quien el heredero de la corona dispensa un trato familiar que parece genuinamente sincero. En palacio se ha tomado nota. El Daily Telegraph, el periódico británico más cercano a la monarquía, sugería esta semana un rol para Doria como apoyo de su hija y el príncipe Enrique en su futura misión de "embajadores" del reino ante la Commonwealth. El diario subrayaba la reciente apertura en Estados Unidos, país de origen de la duquesa de Sussex y donde su madre reside, de una rama de la Royal Commonwealth Society destinada a reforzar los lazos entre Londres y Washington en tiempos del Brexit.
La insinuación no casa, sin embargo, con el talante discreto de Doria, ya regresada a su domicilio de Los Ángeles al tiempo que Meghan se estrenaba el martes en las lides oficiales participando en un acto en homenaje a su suegro, Carlos. La prensa británica recuerda estos días cómo la familia Middelton ha sido incorporada al círculo real -por ejemplo en calidad de invitados de Isabel II a las carreras de Ascot-, a raíz de la boda de la hija mayor, Kate, con el príncipe Guillermo. Incluso se les concedió un escudos de armas, que tambien recibirá ahora Meghan aunque probablemente no su madre, ajena a un símbolo tan arcaico.
Aunque algunos medios locales auguran un futuro traslado de Doria Ragland al Reino Unido, los expertos creen que la madre de la nueva estrella de la realeza británica ansía recuperar el día a día de su privacidad. Apoyará a su hija probablemente con escapadas regulares a Londres, amén de las llamadas telefónicas, pero el resto sigue siendo una incógnita. Quizá sea Oprah Winfrey, la periodista, actriz y poderosa productora televisiva estadounidense, quien consiga arrancar a la suegra del príncipe Enrique algunos planes de futuro. Invitada a la boda real de Windsor, las especulaciones de las últimas semanas apuntan a que Doria estaría dispuesta a sincerarse ante las cámaras con una de las presentadoras más famosas de la era televisiva. Su visita a la casa de Oprah, a principios de mes, ha alimentado esos rumores hasta ahora no avalados por ninguna de las partes.
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