Evelyne (derecha), de 38 años y madre de tres hijos, sufrió violencia doméstica y abusos por parte de su esposo cuando llegaba borracho a su casa. "Mis hijas lo miraban aterrorizadas. Todos los días me pegaba porque deseaba tener un niño en la familia y yo solo di a luz a tres niñas. Después de cinco meses de maltratos, no pude aguantarlo más. Decidí irme de casa con mis hijos y me divorcié de él", afirma Evelyne.
Gracias al apoyo de Cáritas Burundi, organización aliada de Unicef, Evelyne recibió el asesoramiento y la ayuda de Felicité (izquierda), su psicóloga. Después de seguir los consejos de pareja, su esposo se disculpó. Ella decidió perdonarlo y ahora viven juntos sin vuelta a la violencia del pasado.