Justicia para los guardias civiles
Se está juzgando la brutal paliza que un grupo de radicales propinó a dos guardias civiles y sus parejas mientras tomaban una copa en un bar de Alsasua. No fue una pelea de bar; fue un auténtico linchamiento por su condición de guardias civiles. ETA ha dejado de matar, los concejales ya no llevan escolta, pero el odio y el rencor siguen presentes. No habrá paz y reconciliación mientras continúen las amenazas.— Patricio Simó.
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