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Columna
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Prohibido fumar hachís en el centro de La Haya

El Ayuntamiento trata de evitar los problemas sociales derivados del consumo

Isabel Ferrer
'Coffeeshop' en una calle de Amsterdam.
'Coffeeshop' en una calle de Amsterdam.Getty Images

La Haya es la primera de las cuatro grandes ciudades holandesas —Ámsterdam, Róterdam y Utrecht son las otras tres— que prohíbe fumar marihuana en el centro urbano. La ciudad tiene 525.000 habitantes, según la Oficina Central de Estadística, y el Ayuntamiento ha designado la estación central de ferrocarril y las grandes zonas comerciales como espacios libres de humos de la droga.

Las quejas de vecinos y turistas eran frecuentes por culpa del olor y el ruido de los fumadores, y Pauline Krikke, la alcaldesa, ha decidido dar el paso. Durante dos semanas, hará publicidad de la decisión adoptada en la propia calle, en los coffeeshops, donde se consume legalmente cannabis, y en refugios para personas sin hogar. Después, el ministerio fiscal multará si llegan las denuncias.

El Ministerio de Justicia indica que en 2017 había en Holanda 567 coffeeshops, de los cuales 173 estaban en Ámsterdam, 40 en Róterdam, 36 en La Haya y 10 en Utrecht. No pueden almacenar más de 500 gramos, deben estar a 250 metros de un colegio, y no molestar al vecindario. Si bien no se ha cubierto el vacío legal que permite fumar dentro del local, mientras se persigue al cultivador, el legislador no contaba con la evolución de la droga misma. La Ley del Opio es de 1976, pero “el consumo responsable” de la droga blanda propuesto choca desde hace tiempo con la producción local de cannabis de gran potencia. Cuando la concentración de su principio activo (tetrahidrocannabiol, THC) supera el 15%, se considera droga dura, y el Ayuntamiento quería ir más allá. Trata de evitar “los problemas sociales derivados del uso de drogas blandas en las zonas más notorias”, dicen sus portavoces.

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La Haya ha sido la primera en plantarse, tal vez porque es más fácil que en Ámsterdam, donde el consumo legal de hachís atrae a muchos turistas. Pero no se trata de un hecho aislado. El Gobierno holandés quiere endurecer la ley sin prohibir el consumo, y por eso permitirá la producción legal a un grupo de cultivadores. Con licencia y a prueba.

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