Populismo en Europa
Apenas han hecho falta tres generaciones para que los europeos reclamen a través de su voto el autoritarismo que tanto daño hizo al Viejo Continente. Ha bastado con enfrentar a una clase media decadente, con las clases bajas y los guetos de inmigrantes que pueblan nuestras ciudades. No podremos culpar a los partidos populistas, sino a los ciudadanos que han elegido esa forma de Gobierno ante el arrinconamiento de la socialdemocracia. Partidos de ultraderecha han logrado su espacio incluso en los Estados fundadores de la UE. Sin embargo, es el discurso xenófobo de Orbán en Hungría, y su consolidación como fuerza mayoritaria, la que nos debería llevar a reflexionar si se podría producir un contagio generalizado en la zona centro-oriental. Cuando ya tenemos dos países extracomunitarios —Turquía y Rusia— donde peligra la libertad de expresión y, el 11 de abril se ve obligado a cerrar el diario húngaro Magyar Nemzet, tras 80 años de existencia, por amenazas del Gobierno, no es un asunto menor para el modelo de sociedad libre que se marcaron aquellos pioneros en el Tratado de Roma de 1957.— José Solano. Cartagena (Murcia).
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