Recycled J: “Los raperos también lloramos”
El artista madrileño nos recibe en plena gira de su primer álbum 'Oro Rosa'
Jorge Escorial, más conocido por su alias artístico Recyled J, es un madrileño de 23 años que lleva buscándose un hueco en la industria desde los 16. Ha pasado por todo tipo de fases y estragos en busca de una oportunidad. Entre tantos virajes y cambios de rumbo encontró su identidad en un conjunto vacío y el éxito en un trampantojo. Lo que parecía un vídeo de Recycled J llorándole a una novia se empezó a mover a través de Whatsapp y todo tipo de redes sociales. Ante el aluvión de burlas, mensajes de apoyo y de confusión, el artista decidió cerrar su cuenta de Instagram. El show se había cobrado otra víctima más en esta pelea de gallos. No hay nada que ver, circulen.
Pero la sorpresa brotaba unos días después. “Todo el mundo se lo creyó y de repente, cuando dimos la vuelta a ese vídeo estaba en un pedazo de mansión, tres o cuatro deportivos y todos colegas que me habían estado apoyando”. Era el videoclip de su primer sencillo del álbum, Valga la Pena, lanzado cinco meses antes de que Oro Rosa, su primer EP, viese la luz. Detrás de esta troleada, Recycled J mandaba un mensaje oculto, que está presente en todo el largo: “También fue un golpe social. Para que se diesen cuenta del daño que se puede hacer con un vídeo o una foto comprometida. Al final todos lloramos. Soy el primero al que le gusta pimpear e ir de flipado, pero sé diferenciar bien lo que es el personaje que todos tenemos de la persona y de los chavales que llevan dos hora allí haciendo cola. Hay que tener esa balanza clara”, sentencia.
"Soy el primero al que le gusta 'pimpear' e ir de flipado, pero sé diferenciar bien lo que es el personaje que todos tenemos de la persona y de los chavales que llevan dos hora allí haciendo cola"
Este giro de guión es uno de los grandes atractivos de la filosofía de Jorge, que nos recibe con una media sonrisa ayudando a los suyos a tener listos los regalos que prepara para sus fans en el meet&greet tras llenar la sala But y el teatro Barceló en dos citas consecutivas en la capital (esta entrevista tuvo lugar el viernes 23 de marzo). Nos da la mano y nos invita a buscar un sitio cómodo para charlar mientras ultima detalles. El encuentro tiene lugar en los camerinos de But. Un entorno angosto, oscuro y con el encanto particular que le aportan las firmas de los grupos que han pasado por allí: Lori Meyers, Novedades Carminha, Los Bengala, Las Bistecs, Agorazein y muchos más han dejado su huella, y esa noche lo van a hacer Recycled J y Selecta, de 33 The Audiviosual Cult, a los platos.
“En un año ha cambiado todo mucho, también en el planteamiento. El año pasado estábamos tocando en el Changó para 600 personas y este año lo hemos triplicado. Llevamos los visuales, los globos, el CO2, los confetis… Yo cuido bastante más mi voz que el año pasado y Selecta se lo come”, explica. En este panorama musical en el que está prácticamente prohibido hablar de géneros, a menudo considerados etiquetas por sus protagonistas, da la sensación de que Recycled doma con solvencia las técnicas vocales del R&B. Pero también se distinguen otros sonidos muy cercanos al dancehall y ciertos recursos de trap, especialmente en Remember y Propaganda. “Lo que buscamos desde un inicio con Jorge es cuidar la calidad de los vídeos y los directos. Porque nosotros somos un poco frikis. Yo soy una rata de laboratorio y llevo 5 años, 12 horas con un ordenador al día. Hemos trabajado antes con otros cantantes y es un proceso un poco frustante, pero con él todo lo contrario. Nos dimos cuenta que cantaba, que podía buscar registros locos y ha sido genial desde el día uno. Y así de bonito suena”, presume Selecta.
Oro Rosa empieza con fuerza con Amor, posiblemente la guinda de este primer pastel: “Tiene dos partes marcadas. Una primera en la que hablo del camino hasta llegar aquí que he vivido otra en la que hablo de los líos que he podido tener en el amor. Hablo del hermano que perdí, mi prima y su padre, de mis abuelos... Mis padres no podían tener hijos, era biológicamente imposible, así que estoy aquí como el niño del milagro”. También destacan las numerosas colaboraciones del disco con Natos y Waor (Arizona), Rels B (Control), Maka (Conmigo) y BNMP (Un Río).
Recycled J avanza en la nueva cima que ha alcanzado, pero no olvida de dónde viene. En el escenario brilla en forma de láser el icono que le acompaña, aunque nos cuesta que ceda a contarnos el significado que esconde: “Realmente es una letra danesa, es el conjunto vacío. Yo lo identifico con el cero negativo. Es mi grupo sanguíneo y el que puede donar a todos, pero solo puede recibir del cero negativo. Y me parecía una bonita forma de dar a todos sin recibir nada a cambio. No sabía que tatuarme y me hice el cero y un palo. Y ahora lo llevan varios chavales y al final del show se marcan su 666”.
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