El primer festival de fotografía del estado Shan tuvo lugar a finales de 2017 en Myamar (Birmania). 48 jóvenes han capturado con sus cámaras problemas del país que a menudo no aparecen en los medios tradicionales. El certamen es un nuevo esfuerzo de la organización sin ánimo de lucro PhotoDoc para acercar el fotoperiodismo a la población birmana. Las imágenes de esta fotogalería corresponden al proyecto ganador.La ganadora fue la historia titulada 'Los marginados', que muestra la vida de distintos exleprosos que habitan una aislada comunidad de chabolas por miedo al rechazo social.“Dejé a mis tres hijos y a mi mujer hace diez años. El menor solo tenía ocho meses. No he vuelto a contactar con ellos desde entonces”, explica uno de los exleprosos participantes en el proyecto vencedor.En el reportaje, los habitantes de esta comunidad cuentan que en ocasiones hay vecinos que se acercan a darles comida o plásticos para colocar en los tejados de sus chabolas y protegerse de la lluvia.“Siempre les veíamos pidiendo limosna, así que decidimos hacer una historia sobre ellos, para ayudarles”, señala Nyi Myo Sett, uno de los cocreadores de la historia. Nora, la otra autora, estaba visiblemente emocionada después de recoger el galardón: “Queremos seguir trabajando en el campo de la fotografía y el periodismo”.En esta comunidad hay unas 25 viviendas de mala calidad. "Los militares nos dejaron quedarnos en esta zona porque les dimos lástima", explican los protagonistas del proyecto vencedor.PhotoDoc ha celebrado distintos talleres similares en algunos de los puntos más problemáticos de Myanmar. Gracias a ellos han formado a más de 900 fotógrafos para que retraten el día a día de comunidades en riesgo de exclusión social, como jóvenes con discapacidades físicas o personas desplazadas.Los miembros de la comunidad de exleprosos salen a pedir limosna en grupo, por lo general. Explican que un día muy bueno obtienen hasta 2.000 kyat (1,21 euros), pero que normalmente apenas consiguen 50 kyat (tres céntimos de euro).A las secuelas físicas de la lepra hay que añadir el estigma social. "Los comerciantes a veces no aceptan nuestro dinero", relatan.
