Por qué yo también paro
Paro por cuando de niña me hicieron notar que lo que quería ser de mayor era “de chico”. Por mi madre, que trabajó siempre fuera y dentro de casa, pero solo se jubiló del trabajo de fuera. Por las mujeres que siguen teniendo que dejar su empleo para ser madres, aunque no entrara en su plan. Por las que hacen a diario malabarismos entre horarios de colegio, compras, lavadoras y meriendas, además de hacer su trabajo. Por las que sienten que no pueden parar porque cuidan de un ser querido, por miedo a ser despedidas o por la incomprensión del entorno. Por las veces que escuché de adolescente aquello de “ten cuidado con los chicos, que todos van a lo que van”. Por las dos agresiones sexuales que sufrí y callé, sin preguntarme por qué sentía que debía silenciarlo (y sí, Catherine Millet, mi vida siguió y crecí, y tiré y me tiraron los tejos, y dije y me dijeron sí, no o quizás, pero siempre con la libertad por delante).
Por todas las mujeres y hombres que ya no quieren que sus hijas y nietas se callen, #MeToo haré huelga este 8 de marzo.— Rosa Martínez. Madrid.