Autodromo evoca la era dorada de los coches en sus relojes y accesorios
La marca con sede en Brooklyn crea complementos como parte de su pasión por los vehículos clásicos
La nostalgia puede ser el punto de llegada natural para firmas con historia, pero también el comienzo de una aventura empresarial totalmente nueva.
El diseñador industrial Bradley Price nació en Illinois, estudió historia del arte y diseño industrial en Michigan y a continuación se instaló en Brooklyn para fundar su propio negocio: Autodromo. Se trata de una firma inspirada en su pasión de siempre por los coches clásicos. Su producto estrella son unos relojes automáticos sin miedo a lo retro, pero en los últimos tiempos se ha embarcado en aventuras más extravagantes.
Para muestra, los guantes de conducir que ha diseñado inspirándose en los de los años cincuenta y sesenta, cuando los volantes eran de madera y se volvían resbaladizos con facilidad.