Trampas
Una de las noticias más desmoralizadoras de estos días tiene que ver con letras, aunque otra de las más ilusionantes es de números
Vivimos en un tiempo de desvalimiento entre mentiras y falsedades por el uso tramposo de cifras y palabras, y creemos haberlo visto todo, pero no. Una de las noticias más desmoralizadoras de estos días tiene que ver con letras, aunque otra de las más ilusionantes es de números. La primera es que han pillado al campeón británico de Scrabble, un tal Allan Simmons, haciendo trampas con las fichitas. Pero tío, Allan Simmons, que eres el puñetero campeón de Scrabble, no un ministro o un cargo cualquiera, ¿también tú, hijo mío? Quizá era la última autoridad moral que nos quedaba, aunque no supiéramos de su existencia. Duele más porque es una traición en la esfera afectiva íntima. El que gana siempre a esto en casa, o al Trivial, es el más listo, hay auténticas reputaciones familiares construidas sobre ello. Pero resulta que también puede ser mentira: hasta el campeón de construir palabras, por puro amor a la lengua y al juego, hacía pufos con las letras. “Hacer trampas al Scrabble es facilísimo, pero hasta ahora era considerado un mundo honesto”, ha explicado un experto al New York Times. Ya no sé qué nos queda, porque asumimos que el Parchís es más permeable a la picaresca. Todos tenemos parientes terribles.
¿Y la otra noticia de números?, se preguntarán. La dejo al final para terminar bien: al cantante Marc Anthony le han robado dos millones y medio de euros y no se ha enterado. Acusan a uno de sus contables. Este chico debe ser un modelo para todos nosotros —Marc Anthony, no el contable—, por su capacidad para ser feliz en la ignorancia y sin malas noticias, sin saber la verdad. Ahora bien, nos costará una pasta, eso ya se lo digo.
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