Javier Urra: “No se educa para afrontar la ruptura, aunque sabemos que el 75% de nuestros jóvenes se separará”
El psicólogo, que presenta el libro 'La huella del dolor. Estrategias de prevención y afrontamiento de la violencia machista', observa retrocesos en esta franja de edad
Los celos como expresión de amor, la continua supervisión del otro a través de las nuevas tecnologías, el control de las llamadas, decir cómo vestir o maquillarse, dar órdenes, aislar... “Los abusos más frecuentes entre adolescentes son los que tienen relación con el control psicológico”, explica Javier Urra, primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y profesor de la Universidad Complutense. En su último libro, La huella del dolor. Estrategias de prevención y afrontamiento de la violencia de género, el experto hace especial hincapié en la necesidad de actuar contra esta lacra desde la educación, que considera “fuente” del problema. “La violencia de género se inicia con un patrón de abuso verbal, que da paso al psicológico y ocasionalmente al económico, sexual y físico”.
A pesar de que en los últimos 15 años más de 900 mujeres han sido asesinadas en España por sus parejas, una encuesta del Centro Reina Sofía conocida esta semana revela que uno de cada cuatro jóvenes de 15 a 29 años considera normal la violencia de género y un 21,2% opina que es un “tema politizado” y que “se exagera mucho”.
"Pareciera que los pasos en favor de la igualdad están dados, pero, sin embargo, nos encontramos con retrocesos en los más jóvenes en lo que significa dominar y sentirse dominado. También en el control de las chicas, utilizando las nuevas tecnologías", reflexiona Urra preguntado por la situación en esta franja de edad. “Los jóvenes creen que el problema de la violencia de género golpea a los adultos, pero son poco sensibles a su preocupante realidad”, añade.
El libro que ahora publica Ediciones Morata fue elaborado a partir de la comparecencia del psicólogo el pasado julio ante la ponencia para la elaboración de estrategias contra la violencia de género en la Comisión de Igualdad del Senado. De dichas sesiones partieron las medidas incluidas en el Pacto de Estado para erradicar la violencia machista, aprobado el pasado septiembre en el Congreso de los Diputados.
“No se educa para afrontar la ruptura, y eso pese a ser conocedores de que el 75% de nuestros jóvenes se separará”, indica en el documento. “Los niños están sobreprotegidos, no escuchan, no se les enseña a ponerse en el lugar del otro”. Para el autor, entre los jóvenes “se perpetúan los modelos machistas”. Un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas publicado en 2015 reflejaba que un tercio de ellos observa con normalidad ejercer un control sobre la pareja en cuanto a horarios, relaciones con sus amigos o su familia. También el barómetro Jóvenes y género. El estado de la cuestión, dado a conocer el mismo año, revela que un 30% de los varones jóvenes “justifica en cierto grado” las agresiones machistas como consecuencia de la “provocación de la víctima” y una cuarta parte considera que si una mujer que es maltratada no rompe con la relación es porque la situación “no le disgusta del todo”.
La importancia de educar y legislar
Después de hacer un diagnóstico del problema, La huella del dolor propone medidas específicas para prevenir y afrontar la violencia de género. Entre las estrategias de prevención, Urra considera fundamental educar en el tú (ponernos en el lugar del otro); transmitir que la vida no es justa, que hay complejidad, desajuste y conflicto; enseñar que la intimidad es esencial, que el respeto a uno mismo, a los demás y a la pareja resulta irrenunciable; educar en la capacidad de adaptación y enseñar a cortar relaciones. El psicólogo señala que se debe incorporar la igualdad en la formación escolar y universitaria.
Asimismo, los centros educativos deben contar con protocolos para dar respuesta a situaciones de violencia originadas por actitudes machistas. El experto incide en que se ha de legislar para recoger las manifestaciones de violencia a través del uso de las nuevas tecnologías y enseñar a los más pequeños a manejarlas de forma adecuada. “Mucha de la violencia machista entre adolescentes se da en las redes sociales. Hay que educar a los niños para que preserven su intimidad en la red”, concluye en su informe.
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