Doce cosas que nunca llevaría a un viaje

1. A un amigo/a que no tenga sentido del humor. No hay nada más cansino en un viaje que un compañero que se queja por todo y todo le parece mal.

 2. Una camisa de flores o una camiseta de tirantes.

 3. Un libro de 900 páginas. Bendito sea el que inventó el e-book.

 4. Alguien que no disfrute de una buena comida o de una buena botella de vino: el deleite de la gastronomía es parte fundamental de un viaje.

 5. Jamón envasado al vacío. Me encanta, lo reconozco, pero cuando llego a un destino prefiero disfrutar de los sabores locales; ya tendré tiempo de volver a los de siempre.

 6. Las prisas.

 7. A un compañero/compañera cotorra. No puedo soportar a la gente que no para de hablar; los silencios son parte importante de un viaje.

 8. A gente que está segura de todo; me siento más cercano de los que dudan y se hacen preguntas.

 9. Esa parafernalia antimosquitos (pulseras, ultrasonidos, aceites) de las que hasta los mosquitos se cachondean. Un buen repelente y manga larga.

 10. Sustancias 'prohibidas' (ya sean de fumar o inhalar), por pequeña que sea la cantidad o aunque en el país que las compre estén autorizadas. Con el tema de drogas y fronteras, tonterías las justas.

 11. Mis neuras y mis problemas de trabajo: cuando viajas en grupo debes pensar en los demás y no hacerles partícipes de tus malos rollos.

 12. Unas crocs: vale, son muy cómodas, pero abultan un montón y son feas como un demonio.

Y tú... ¿qué no te llevarías a un viaje?