‘Le Fumiste’ intenta “atrapar” los recuerdos infantiles

El escenario del madrileño Teatro Tribueñe (C/Sancho Dávila 31) acogerá, dentro del I Festival Internacional de Teatro y Danza en Tribueñe, este próximo fin de semana Le Fumiste, espectáculo francés, que combina teatro de objetos, circo y magia. Así, nos encontraremos a los protagonistas de un mundo de recuerdos que se construyen en escena a partir de elementos sencillos, como botes y vasos, que toman cuerpo y llegan a tener alma y vida propia. Todo será posible en esta sala cercana a Las Ventas durante el viernes, sábado y domingo, gracias a esta mágica experiencia escénica que hará disfrutar a grandes y pequeños, seguro.

El espectáculo, según su creador, "es un homenaje a los recuerdos de la infancia y otros momentos de la vida. Recuerdos de humo aparecen y bailan antes nuestros ojos, dialogan con las emociones y llenan el presente de una forma tan viva que parecen ser reales. Pero cuando intentas atraparlos escapan entre nuestros dedos, cambian de forma y se desvanecen”.

La historia del proyecto

En 2011, el protagonista de nuestra historia, Davel Puente, sufrió un desengaño artístico cuando un promotor de espectáculos le vendió el oro y el moro, pero no cumplió con su palabra: “Empecé a pensar en cuántos vendedores de humo hay en este oficio y la expresión cobró nuevos significados”. Fue entonces cuando se planteó ¿Cómo almacenar el humo? Su respuesta inmediata fue que “El humo es el final de algo, el último suspiro antes de desaparecer del todo, como los recuerdos. Los recuerdos están hechos de humo”.

Un cuento, el origen del espectáculo. Había una vez un personaje que almacenaba el humo que generaban sus vivencias en botes de cristal. De esta fábula creada por Davel nació el germen de Le Fumiste: “Un espectáculo autobiográfico que cuenta vivencias reales de mi vida, utilizando el teatro de objetos, la magia y el circo”.

Un largo proceso creativo. Davel decidió consecuentemente que quería combinar la creación de este espectáculo con otras aventuras escénicas para enriquecerse de lo vivido en otras compañías. La primera etapa de creación fue en Francia, en un pequeño pueblo cerca de Dijon a principios de 2012 llamado Til Chatel: “Allí empecé a tomar contacto con el universo en el que quería que transcurriera la historia. Allí comencé a coleccionar viejas botellas para guardar mis recuerdos, con la idea de abrirlas y contarlos en escena”.

Un circo ambulante, fuente de inspiración. Cuando Davel ya se encontraba metido de lleno en dar forma a Le Fumiste apareció una oportunidad que no pudo desaprovechar. De repente, recibió la llamada del Cirque Bidon, la única compañía de teatro-circo del mundo que todavía viaja en carromatos tirados por caballos por los pueblos de Francia e Italia. Lo tuvo claro, no se le podía ocurrir: “Un mejor lugar para inspirar Le Fumiste que el último circo tirado por caballos de Europa”. Aprovechó el invierno para ir ensayando, haciendo pruebas para Le Fumiste. Lo hizo en una pequeña sala de teatro madrileña, La Casa de los Jacintos. Aunque no cabía ni la escenografía, ese fue el punto de unión con los grandes colaboradores de este proyecto. Uno de ellos fue Alberto Quirós. Además, tuvo la oportunidad de ser asesorado por expertos en todas las técnicas que utiliza: la Cía. Zero en Conducta en manipulación de títeres, la actriz y cantante Anouk Sebert con el texto, los malabaristas Daniel Sánchez y Lucas Escobedo en la coreografía de manipulación de sombreros y bolas.