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Tentaciones
lo que hay que ver

Hablamos con la creadora de la toalla para tetas que ha 'roto' Internet

La americana Erin Robertson vende cada semana 1.000 unidades de Ta-Ta Towel. Pretende acabar con el sudor bajo los pechos de las mujeres de escote generoso

Hace unas semanas, mis redes sociales se llenaron de notificaciones: decenas de personas me habían etiquetado en una suerte de hamaca para los pechos. Me encontré con la imagen de sinuosas modelos con sus senos cubiertos por una toalla que parecía destinada a convertir los pechos de la maniquí en un tirachinas erótico. Porque como era de esperar, Ta-Ta Towel es una toalla para las tetas -no maquillemos la realidad más de lo necesario-, y dado el tamaño hiperbólico de los míos, mis amigos habían decidido que la necesitaba.

Comprobé que Internet había enloquecido con este singular invento. Mientras que muchos usuarios se burlaban de esta creación, cientos de mujeres parecían dispuestas a poner a su creadora en su herencia como señal de agradecimiento. Quizás lo más llamativo de esta toalla es que tiene un fin meramente práctico y que no le preocupa en absoluto el que no resulte sexy. Lo realmente maravilloso de Ta-Ta Towel es que ha mostrado al mundo un problema al que muchas mujeres se enfrentan en silencio, porque el sudor bajo los pechos es para las mujeres de escote generoso la nueva y silente hemorroides.

“Me he puesto paños y papel higiénico bajo los pechos. También me he atado bajo el escote camisetas, me he echado polvos de talco y he usado el secador de pelo”

Me pongo en contacto con su inventora, Erin Robertson, para saber cómo demonios decidió crear una toalla para los pechos, si alguna vez se había puesto desodorante en el escote y otras dudas de importancia vital para la humanidad.

La americana me explica que siempre ha tenido que lidiar con problemas asociados al tener un escote voluptuoso -el tallaje de Ta-Ta Towel parte de la copa C y alcanza hasta la H-, siendo el sudor bajo los pechos uno de los más acusados. Una tarde se estaba preparando para una cita y en plena operación de chapa y pintura, el sudor le agobió sobremanera mientras se estaba secando el pelo y maquillando “Supe que tenía que dar con una solución a este problema, porque era consciente de que no podía ser la única mujer que lo sufría”, explica con el orgullo con el que Edward Jenner habría dado declaraciones tras inventar la primera vacuna de la historia. Quizás haya cierta ironía en esta frase, pero lo cierto es que las ventas de Ta-Ta Towel demuestran que Robertson tenía razón: son muchas las mujeres que han visto en esta toalla un necesario aliado. “Soy afortunada por tener un gran grupo de amigas. Algunas tienen los pechos grandes, otras están embarazadas y muchas están dando el pecho. Y lo más importante: todas querían mi Ta-Ta Towel, por lo que hice una para cada una de ellas. La aceptación fue sobrecogedora y me di cuenta de que esta toalla era una necesidad”, sentencia orgullosa.

Cuando hablo a mis amigos acerca de esta toalla, me miran con incredulidad: no entienden la necesidad de este invento, al igual que no comprenden que el sudor se acumule bajo los pechos. Quizás haya llegado el momento de hablar abiertamente de esos problemitas que muchas mujeres sufrimos y que hemos silenciado en aras de ofrecer una visión más sexy de nosotras mismas. Me avergüenza reconocer que tengo muchos tics de tufo patriarcal al no poder evitar preguntarme si un hombre vería sensual esta toalla. Erin me asegura que los hombres aman Ta-Ta Towel y que muchas de las ventas provienen de los maridos de las que ahora se secan el pelo con una toalla a modo de hamaca. 

“Aprendí a coser gracias a la Universidad de YouTube. Tras realizar diversos prototipos, me di cuenta de que había logrado algo necesario. Invertí 5.000 dólares en la patente y este ha sido el dinero mejor invertido de mi vida”, asegura Erin Robertson. Antes de comenzar su ficticio doctorado de sello El Rubius, imagino a la inventora intentando frenar el incómodo sudor. Le pregunto los métodos más ridículos que ha probado. “Me he puesto paños y papel higiénico bajo los pechos. También me he atado bajo el escote camisetas, me he echado polvos de talco y he terminado por hacer parones mientras me secaba el pelo para poner la opción de aire frío y secarme así los pechos”, confiesa. Le pregunto si ha probado a echarse desodorante bajo los pechos o si ha probado esas almohadillas de sujetador absorbentes. Lo ha probado todo… con nefastos resultados, claro. “No me gusta el desodorante para las axilas, así que imagina en el pecho. Respecto a las almohadillas para el sujetador, me parecen compresas para los sostenes”, responde sin pudor.

Quizás lo más llamativo de esta toalla es que tiene un fin meramente práctico y que no le preocupa en absoluto el que no resulte sexy

No puedo evitarlo: Erin me cae bien. No se toma nada muy en serio y está segura de haber dado con la solución a uno de esos problemas que solo las mujeres conocen.

Cada semana vende más de 1.000 unidades de Ta-Ta Towel, y los que en un comienzo nos reímos de este invento, quizás deberíamos plantearnos ser los da Vincci de los escotes y buscar nuevas soluciones para los problemas femeninos. Quizás, en unos años, este sea uno de esos inventos que cambiaron la historia. O quizás esté exagerando. Pero si realmente así ocurriera, podría contar a mis nietos que una vez entrevisté a la inventora, por mucho que en su momento me preguntará qué demonios había hecho mal en otra vida al escribir por tercera vez en una misma entrevista underboob sweat -sudor bajo los pechos-. Y recordaría que cuando tecleaba, unas gotitas de sudor se agolpaban bajo los míos.

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