El glamur da paso a la realidad en la crónica social

El verano pasado, Alba Carrillo aparecía “desolada” en la portada de la revista ¡Hola! y muchos lectores se preguntaban qué hacía una chica como ella en la primera plana de la llamada Biblia del corazón. La concursante de realities y parejas como David Bustamante y Paula Echevarría disparan en los últimos tiempos las audiencias de los medios televisivos y digitales y reinan en los photocalls. Son personajes mucho más cercanos al lector los que han arrebatado el trono de la crónica rosa a clásicos como Isabel Preysler o Carmen Martínez-Bordiú, emparentados de un modo u otro con el poder y el lujo. El cambio de las normas sociales y el nuevo ritmo informativo al que se enfrenta el sector son el secreto del éxito de estos neo-famosos de primer orden.

“Antes vendíamos sueños, ahora información de actualidad”, resume la subdirectora de la revista Lecturas. La publicación semanal es una de las que ha optado por cambiar su línea editorial y darle “un giro más popular”. Han abandonado los personajes relacionados con el glamur para centrarse en aquellos que generan contenidos de forma permanente.

“La sociedad ha cambiado. Ahora no sorprende que un miembro de la aristocracia se divorcie o sea infiel”, explica la periodista, con décadas de experiencia en el sector. “Ese tipo de personajes siempre han administrado muy bien sus apariciones públicas. No son válidos para el ritmo que marcan ahora las televisiones e internet. Por eso funcionan mejor los personajes que están más en activo, bien sea por liarla en un plató o por compartir su vida en Instagram”. Como ejemplo de este cambio informativo, desde Lecturas recuerdan que fueron unas imágenes en redes sociales las que desvelaron el romance entre la cantante Shakira y el futbolista Piqué, en vez de un posado en exclusiva en una revista semanal.

Al necesitar de más contenidos, se abre el abanico de personajes de una prensa rosa que se ha democratizado. Si nos guiamos por la objetividad que ofrecen los datos de audiencia, el público encumbra a aquellos con los que se siente en mayor sintonía.

Lo explica Sonia Navarro, redactora de Chance, la web de crónica social de la agencia Europa Press. La reciente visita de los Reyes de España a Barcelona ha suscitado menos interés que una información relacionada con una frase publicada por Alba Carrillo en Internet o la presencia de Paula Echevarría en un concierto de Bustamante. “El mundo digital ha acercado este tipo de información a gente que antes no se atrevía a ojear una revista del corazón en público. Ahora pueden leerlo en sus móviles y satisfacer su curiosidad sin que nadie les vea”, explica la periodista.

A este nuevo lector, más joven de lo habitual, “los personajes clásicos del corazón les resultan lejanos y aburridos", dice Navarro. No es un fenómeno exclusivo de España. Reino Unido tiene a su propia princesa del pueblo en Katie Price, una modelo de lencería cuyos avatares amorosos superan en surrealismo a los de Belén Esteban. Algo similar ocurre entre el público alemán, que adoran a una chica de barrio teñida de rubio oxigenado y con exceso de maquillaje llamada Daniela Katzenberger. Su popularidad rompe barreras sociales y envía un mensaje que seduce al lector: tú puedes ser el próximo.

Para no convertirse en productos de usar y tirar, han de saber gestionar su imagen y mantener su aura de misterio, opina Navarro. “Durante mucho tiempo, apenas conocíamos la voz de Isabel Preysler. En ese aspecto, Sara Carbonero ha sabido preservar cierta intimidad. No hay fotos de su boda con Iker Casillas, aunque ha tenido la oportunidad de mostrarlas en sus redes sociales o en el blog que tiene en una revista”, apunta.