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Tentaciones
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Sobrevivir a los 'haters' y a la industria musical: hablamos con Hinds sobre su segundo disco

Nunca una banda nacional había llegado tan lejos en tan poco tiempo. Ellas pasaron en unos meses de una habitación al festival de Glastonbury. También, a enfrentarse a odios y envidias. Ahora preparan su segundo asalto mientras luchan por mantener su identidad intacta

Jorge Fuembuena

Carlotta Cosials está nerviosa. La mitad fundadora de Hinds comprueba el móvil, manda mensajes y pregunta cuándo comienza la sesión de fotos. No, no se debe a un ataque de divismo, sino a algo mucho más lógico: en unas horas se marcha con varios amigos a Benicàssim, al FIB, y ella pone el coche. En realidad debería haberse ido un día antes, pero la llamada de TENTACIONES ha hecho que tenga que posponer su viaje. Por eso, ahora mismo, la mitad de Carlotta está en otro lado; tiene a sus amigos esperando, literalmente, por nosotros.

Este año su banda no forma parte del cartel del festival, como en las dos ediciones anteriores, pero las cuatro Hinds asisten como público, tal y como hacían antes de convertirse en un grupo reclamado para tocar en megaeventos como Glastonbury o Coachella, además de salas de más países de los que la mayoría de nosotros va a visitar nunca. O antes de actuar en late night shows de la tele estadounidense. O incluso antes de subir unas canciones a Bandcamp y, en lo que se tarda en bajar un mp3, empezar a recibir críticas elogiosas en medios musicales internacionales. Un ascenso tan fulgurante que todavía se están adaptando a su nueva realidad. Sobre la marcha y sin manual de instrucciones.

«Está claro que nuestros objetivos son a nivel mundial, a nivel global»

Una de esas situaciones, sin ir más lejos, está sucediendo delante de nosotros. Mientras Ana Perrote (guitarra y voz), Ade Martín (bajo) y Amber Grimbergen (batería) deciden qué ropa ponerse para las fotos, suena una de sus canciones nuevas. Es un archivo enviado por Shawn Everett, el ingeniero de sonido ganador de un Grammy que está completando las mezclas de su segundo disco. Lo han grabado con Gordon Raphael, el productor de unos de sus ídolos, The Strokes, que viajó al estudio de Paco Loco en el Puerto de Santa María para trabajar con ellas. Carlotta habla con Gus, de su oficina de management, sobre subir una pista. Se ponen de acuerdo y un mail con las instrucciones va de vuelta al otro lado del Atlántico.

Así llevan varias semanas, acabando su disco en la distancia. Todavía no saben cuándo se publicará, pero por si ellas fuera ocurriría mañana mismo. Se nota que están todavía procesando la manera de trabajar de la industria discográfica. Cuentan que tienen cuatro sellos repartidos por el mundo. Se adaptan, escuchan, pero también pelean por hacer las cosas un poco a su manera. Cuando se recuerda que todo esto empezó con dos postadolescentes madrileñas enganchadas al garage rock, la pregunta es inevitable: ¿Cómo han llegado hasta aquí?

Hinds de izquierda a derecha: Ade (bajo), Carlotta (guitarra y voz), Ana (guitarra y voz) y Amber (batería).
Hinds de izquierda a derecha: Ade (bajo), Carlotta (guitarra y voz), Ana (guitarra y voz) y Amber (batería).Jorge Fuembuena

Misión: ser la polla

Todo esto empezó en una habitación, la de Carlotta. “Ella y yo soñábamos allí, literalmente. ‘¿Te imaginas dar un concierto en Valencia? ¿Y si tuviéramos un mánager?”, explica Ana. “Y a la semana de publicar nuestras primeras canciones ya teníamos mails de promotores, de booking agents, nos contactó el que ahora es nuestro mánager…”. Así formaron Deers, la banda que se convirtió en Hinds después de un cambio de nombre obligado por unos canadienses llamados The Dears demasiado preocupados por la fonética. Ellas dos son el núcleo duro del grupo, las que llevan el peso de las entrevistas. A menudo una termina la frase de la otra. Ambas llevan un colgante dorado con sus nombres respectivos.

En apenas unas semanas, sus aspiraciones se les quedaron pequeñas. “Está claro que nuestros objetivos son a nivel mundial, a nivel global”, asume ahora Ana. Es lo que sucede cuando te hacen tanto caso en Londres, Los Ángeles o Tokio como en tu propia ciudad, y todo eso sucede al mismo tiempo. Carlotta lo resume así: “Antes de exponerte al mundo sueñas con lo que España te puede dar, pero entonces recibes dos e-mails y dices: ‘Un momento, ¿esta firma del NME es de verdad?’. Y piensas que igual se puede soñar más allá”. Ese cambio brusco de mentalidad sucedió en 2014, y con solo dos canciones: Bamboo y Trippy gum. Era el comienzo de una carrera insólita para un grupo español. Por alcance y por la manera de quemar etapas en un tiempo ridículamente corto.

«Si nos transforman demasiado igual se pierde la magia de Hinds»

A todo aquel que toque en un grupo se le presupone ser fan de la música, pero el caso de Hinds es especial. Al haber pasado de estar en primera fila de un concierto a tocar en grandes salas en tan poco tiempo, su entusiasmo está todavía en nivel teenager. Las historias sobre conocer a algunos de sus músicos favoritos y poder tratarles de tú a tú hacen que la conversación suba de volumen. “Es de las mejores sensaciones del mundo”, confiesa Carlotta. “Sobre todo cuando te dicen: ‘Oye, me encanta lo que hacéis’. ¿Pero qué dices, tío? ¡Si tengo un póster tuyo en mi habitación!”. Así les pasó, por ejemplo, con los Black Lips, una de las bandas a las que debemos el resurgir del garage rock. “Cuando les teloneamos la primera vez a mí se me salía el corazón”, continúa Carlotta. “Ahora son amigos, hemos dormido en su casa en Atlanta, le prepararon una fiesta de cumpleaños a Amber… Pero es que fuimos en autobús al concierto, a tocar con ellos en Londres”.

Esa dualidad fan-banda también les guía en su carrera, y a veces es el origen de cierta frustración. “La industria es la industria, pero nos basamos mucho en nuestra experiencia como fans”, confiesa Ana. “A veces dices: ‘Joder, que este disco tiene que salir en verano. ¿Cómo va a salir en invierno, que la gente está menos contenta, hace frío, hay exámenes…?”. Carlotta la secunda. “Nuestro primer disco se llamó Leave me alone porque hubo un momento en el que nos pusieron la cabeza como un bombo. Nos decían: ‘Tenéis que sacar esto así, esta canción no es un single porque no tiene estribillo…’. Y tú dices: ‘Vale, entiendo que tienes más experiencia que yo, pero confía en mí. Nos has elegido por cómo somos, así que no nos transforméis demasiado porque igual se pierde la magia de Hinds”. Aún así, ya han encontrado sus estrategias. “Eso lo usamos mucho como chantaje: ‘Si no nos tenéis contentas, Hinds no es Hinds”, dice Carlotta con un punto de malicia.

La sesión de fotos va a comenzar, primero con retratos individuales.

Ade se acerca a sus compañeras y pregunta: “¿Qué actitud?”. “Sesión… Sesión portada rock”, contesta Carlotta. “Esto lo hacemos mucho”, explica después. Nos desvelan sus códigos para salir a tocar, que incluyen términos como fumadas o Strokes, cada uno con una actitud distinta. Aseguran que son una democracia de cuatro, lo que les obliga a que una de ellas convenza a las demás cuando hay un empate. Y eso desemboca en que nos enseñen su grupo de WhatsApp. ¿Su nombre? “Hinds in polla mission”, suelta Carlotta ante una carcajada generalizada. “Es nuestro próximo objetivo, ser la polla”.

Jorge Fuembuena

Hijas de la Coca-Cola

Si un gran poder conlleva una gran responsabilidad, en la era de las redes sociales una gran cantidad de atención conlleva casi la misma proporción de odio visceral. Esa es una lección que Hinds tuvieron que aprender de manera inesperada y que les ha costado un tiempo digerir. Mientras las reseñas y las propuestas de conciertos se multiplicaban, en su propio país también se fueron convirtiendo en un blanco fácil de críticas y comentarios malintencionados. “Al principio lo llevábamos fatal”, asume Ana. “Todo nos vino encima. No es que no estuviésemos preparadas, es que ni soñábamos con esto”. Carlota toma el relevo: “De pronto ves que el hecho de que te den caña y que te juzguen al mil por cien está dentro del pack de tener éxito. Y es como: ‘Dios, si ni siquiera lo elegí”. Ella confiesa llevarlo peor, sobre todo cuando los comentarios van dirigidos a su vida personal. “Todavía no he encontrado la fórmula, mi mantra para decirme: ‘Venga, sigue adelante’. Me siguen dando bastante por culo las redes sociales. ¡Odio Twitter!”.

Pero no todo es sufrimiento, y Hinds ya han aprendido a reírse de las críticas. “¡Es que nos han llegado a decir que tocábamos mal aposta!”, dice Ana y desencadena un ataque de risas. Carlotta incluso relata su rumor favorito: “Al parecer, si te fijabas en algunas fotos de promo, había una lata de Coca-Cola por ahí, así que se se decía que una de nosotras era hija del director de España de Coca-Cola y que nos habían elegido secretamente para dar mensajes subliminales”. Más risas. “Es que fue literalmente una moda odiar a Hinds”, continúa Ana. “Ahora ya no, pero es que, ¿qué más van a decir?”. Cuentan que incluso llegaron a planear un falso documental con todo ese material. “Queríamos que saliese gente diciendo: ‘Sí, sí, en el casting las pobrecitas no sabían nada, yo les enseñé todo”, relatan. “O que éramos músicos de conservatorio y nos dijeron cómo interpretar una canción al estilo Hinds”.

Jorge Fuembuena

Quizás el origen de todo ese odio se encuentre precisamente en su éxito. Para muchos puede resultar frustrante ver como una banda consigue llegar a lugares vetados para la mayoría sin esfuerzo aparente. ¿Por qué ellas y no otros compañeros de generación? “Nos han ido haciendo esta pregunta sin parar, y yo cada vez tengo más claro que son las canciones”, asegura Carlotta. “Hay que trabajar como un cerdo y las redes sociales ayudan pero, si a la gente no le das canciones que les mueven, no vale de nada un perfil de puta madre en Instagram, un sello multinacional o que lleves 80 años tocando la guitarra”.

Paco Loco, en cuyo estudio han grabado sus dos discos, da alguna clave sobre su ascenso: “Para empezar, ellas tienen una confianza en su música brutal. Creen en lo que hacen y no se echan para atrás. Aunque les digan que toquen delante de Paul McCartney”. Otras veces, lo que las hace especiales es más difícil de definir. “Ellas han conectado con una generación de una manera diferente, algo que no ha hecho otra gente. Eso no se puede explicar. Si se pudiese, todos lo haríamos. ¡Ya hubiese querido yo gustarle a tanta gente como ellas!”, remata el productor.

Te estoy hablando de respeto

Justo un día antes de esta entrevista, Hinds han participado en un vídeo del Ayuntamiento de Madrid sobre la violencia de género y las situaciones a las que se enfrenta cualquier mujer a diario. “Nosotras hablamos sobre cómo una chica joven vuelve a casa de noche”, explica Carlotta. “Contamos lo que hacemos todas: si hay alguien que te está siguiendo paras y le dejas pasar, miras antes de meter la llave… Cosas que no deberían ocurrir si no hubiera unos idiotas en San Fermín o en las fiestas de cualquier pueblo que te tocan las tetas”.

Ellas tienen claro que se han encontrado situaciones machistas también en su carrera. “El respeto que le sale automáticamente a mucha gente es menor cuando eres una chica”, asegura Ana, que recuerda un último encontronazo: “El otro día, en el festival Mad Cool, estábamos Ade y yo viendo un concierto y un señor nos dice: ‘Ah, mira, las zorras”. “¿En serio?”, interviene Carlotta. “No lo sabía, ¡qué fuerte!”. “Nos acercamos a él y luego te cuento lo que hicimos”, retoma su compañera. “Acabó pidiendo perdón, estaba acojonado”.

«El respeto que le sale a mucha gente es menor cuando eres una chica»

No, no se dejan amedrentar, pero también confiesan que, precisamente por ser chicas, no se lanzaron a formar una banda antes. “Nosotras siempre hemos sido fans de la música”, recuerda Carlotta. “Hemos tenido amigos y novios que se pasaban el día en el local de ensayo, pero no se nos encendía la bombilla para decir: ‘Oye, ¿por qué no montamos un grupo nosotras?’. Y básicamente no se te ocurre porque eres una tía”. Ahora incluso son una inspiración para otras. “Muchas chicas se nos acercan al acabar los conciertos y nos dicen: ‘Mira, estas son nuestras amigas, hemos montado un grupo”, explica Ana con orgullo. “Aunque también los hay que te dicen: ‘Sois mi grupo de chicas favorito’. Y te quedas como: ‘Ah, genial’. Es como si te dicen ‘eres mi Barbie favorita’. No estamos dentro del saco de ‘grupo de chicas”.

Cómo seguir siendo Hinds

Tres años después de esa Demo que las puso en el mapa, A Hinds les ha pasado de todo. Cosas buenas, como tocar por todo el mundo y poder vivir exclusivamente de la música, algo a lo que pocos artistas —sobre todo a su edad— pueden aspirar. También algunas malas, como asumir que no tienen el control completo sobre su carrera o que ahí fuera hay gente que tiene cuchillos muy afilados. Todo eso lo han ido absorbiendo, a la vez que conseguían mantener su pasión de fan. “Siguen siendo las mismas chicas alegres y divertidas” –explica Paco Loco¬—, “igual un poco más preocupadas por lo que se les viene encima, pero muy concienciadas con lo que tienen que hacer. Les gusta aprender, les gusta ensayar”.

Eso que “se les viene encima” es su segundo disco. Pronto les tocará repetir el ciclo: entrevistas, conciertos, festivales… Cosas que implican todo tipo de decisiones. Ahora se tienen que parar a pensar cada vez más en las propuestas que les llegan. Como con A rodar, la canción que acaban de grabar para Cars 3, la película de animación de Pixar. Fue algo que les generó un debate. “El tema ya estaba compuesto y nos dieron directrices como ‘Shakira cantando rock”, recuerda Ana. “Fue un momento de reunión, de decir: ‘¿Lo hacemos o no?”, explica Carlotta. Al final acabaron aceptando. “Claramente lo estábamos haciendo para una película divertida, de dibujos… Tenía sentido. Si hubiese sido para otra cosa igual no lo hubiésemos hecho”, aclara Ana.

Hinds actúan en Ibiza (29 de agosto), Donosti (9 de septiembre), Madrid (10 de noviembre), Vitoria (15 de noviembre), Pamplona (16 de noviembre), Santander (17 de noviembre) y Bilbao (18 de noviembre).
Hinds actúan en Ibiza (29 de agosto), Donosti (9 de septiembre), Madrid (10 de noviembre), Vitoria (15 de noviembre), Pamplona (16 de noviembre), Santander (17 de noviembre) y Bilbao (18 de noviembre).Jorge Fuembuena

En medio de toda una maquinaria de la que hace poco no habían pensado formar parte, Hinds luchan por mantener su identidad. A veces las cosas no salen exactamente como esperaban, como han experimentado trabajando con Gordon Raphael en su siguiente disco. “La experiencia fue guay, pero hubiéramos querido más”, puntualiza Ana. “Para otros grupos igual ese estilo es bueno, pero nosotras esperábamos un poco más de implicación. Aún así estamos contentas con el resultado”.

Pero jugar en las ligas mayores no tiene que suponer que cambien su manera de ser. Por eso preparan un split single con sus amigos Los Nastys e intentan que les dejen regalar Caribbean moon, una versión de Kevin Ayers que han grabado. “En nuestros conciertos de mil personas, siempre estamos en primera fila cuando tocan nuestros teloneros”, asegura Ana. “Sí, y la gente al lado cuchicheando”, añade Carlotta. Por eso también ahora, ya que nuestra sesión está acabando, cogen el coche para ir al FIB, como antes de que todo esto pasase. “Bueno, como antes no”, apunta Carlotta. “Ahora ya no hacemos camping. ¡Es que antes siempre íbamos al camping, tío!”.

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