¿Dónde está el límite?
En los últimos años, el mundo del fútbol ha movido cantidades astronómicas en el traspaso de jugadores de reconocido prestigio. Si bien es cierto que es el mercado el que fija esas cifras, auténticamente descomunales, debemos preguntarnos cómo es posible que los clubes tengan plena libertad para fijar unas cláusulas de rescisión a los jugadores que traspasan los cánones más elementales del valor de las cosas. El caso reciente del fichaje de Neymar por 222 millones de euros debe significar un antes y un después en esta locura. Se deben tomar cartas en el asunto si no queremos que los grandes clubes se arriesguen a un desastre de consecuencias imprevisibles. Es necesario reglamentar el mercado de fichajes internacional para que esos casos no se vuelvan a repetir.— Javier Cordero Ruiz. Madrid.
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