Carlos Gil, el pasado 5 de mayo, al salir de su casa en la ciudad de Lisboa (Portugal) para emprender la marcha a pie hacia Fátima.PATRICIA DE MELO MOREIRA (AFP)La empresa para la que trabaja Gil le da flexibilidad para sus peregrinaciones, por lo que tres veces al año camina de Lisboa a Fátima (128 kilómetros) para cumplir las promesas de otras personas.PATRICIA DE MELO MOREIRA (AFP)Carlos Gil asegura que no acumula promesas: cada peregrinación es para cumplir el deseo de una sola persona.PATRICIA DE MELO MOREIRA (AFP)Carlos Gil, acompañado por su hermana, durante una de sus peregrinaciones.PATRICIA DE MELO MOREIRA (AFP)El 'cobrador de promesas' explica su método de trabajo: no va de turista ni escucha música. "Voy entregado absolutamente a Dios, rezando, solo, con mis pensamientos, que escribo en un breve diario que al final envío a mi cliente”.PATRICIA DE MELO MOREIRA (AFP)A Gil le han salido competidores más baratos que garantizan el seguimiento de la peregrinación con GPS o a través de Google Maps, pero él no ofrece esas mismas garantías cuando emprende cada viaje: "Es una mera relación de fe. Me telefonean, hablamos y, si creen en mí, me hacen la transferencia bancaria y comienza la relación", asegura.PATRICIA DE MELO MOREIRA (AFP)
