En el hospital de cirugía de Médicos Sin Fronteras en Ammán, Jordania, se interviene a heridos de conflictos de Irak, Yemen, Siria, e incluso Palestina. Así es su labor diaria
El doctor Ashraf Al Bustani atiende a un paciente que se cayó de un tejado durante uno de los bombardeos que sufrió Basra, hace ahora cuatro años. El golpe contra el suelo le destrozó la mandíbula. La primera operación a la que se sometió en Irak no obtuvo buenos resultados. Desde entonces, ha sido incapaz de abrir la boca, lo que le produce una deformidad facial y problemas de desnutrición.Kate Brooks (MSF)El accidente le ocurrió cuando tenía 16 años y aún vivía en Irak. En la primera operación, hace ya unos años, se sometió a una cirugía reconstructiva del labio y la mandíbula inferiores. Tres años después, volvió a Ammán para una segunda intervención.Kate Brooks (MSF)Cuatro pequeños pacientes esperan a ser atendidos en el hospital de Ammán.Ali Jarikji (MSF)Dahan, un paciente sirio, fue herido por un barril bomba en 2015 mientras estaba trabajando en el campo con sus compañeros. Su mayor ambición es poder terminar sus estudios como enfermero y trabajar para MSF.Denis Bosnic (MSF)Tras ver cómo las bombas destruían su hogar a principios del año pasado, estos tres hermanos y su familia pudieron escapar de la provincia siria de Dara’a cruzando hasta Jordania. Una vez en Ammán, fueron admitidos en el hospital de MSF, donde recibieron tratamiento quirúrgico.Saleem Omar lleva a cabo una sesión de fisioterapia con Motaz, un paciente de 14 años proveniente de Gaza. Las graves quemaduras que sufría le habían causado una contractura permanente en el codo y en la muñeca. Motaz se sometió a varias cirugías de injerto de piel para recuperar el movimiento y la funcionalidad de su brazo. El papel de un fisioterapeuta en un caso así se centra en mejorar la flexibilidad de la piel y en fortalecer los músculos.Alessio Mamo (MSF)La enfermera Sunyoung Park charla con un niño sirio en el hospital de Ramtha.Joosarang Lee (MSF)
