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Las confesiones de DiMaggio sobre su relación con Marilyn Monroe

Un amigo del exjugador de béisbol recoge en un libro las anécdotas de su matrimonio con la actriz, su enfado con Sinatra y su amor platónico por Elle Macpherson

Marilyn Monroe y Joe DiMaggio, en Nueva York en 1952.Vídeo: cordon press
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Para toda una generación de estadounidenses criados durante la Segunda Guerra Mundial, Joe DiMaggio fue uno de sus mejores deportistas, el héroe del béisbol que hizo soñar a una nación en guerra. Para el resto, el jugador de los Yankees será por siempre el segundo esposo de Marilyn Monroe, el hombre que estuvo junto a la actriz cuando la encontraron muerta y que la vistió para su última puesta en escena antes de ser enterrada. Alguien que los conoció a todos: a Frank Sinatra y a su Rat Pack, a los Kennedy y a bellezas más modernas como Elle Macpherson. Pero él siempre fue muy reservado. Ahora ven la luz algunas de sus confesiones.

El libro Dinner with DiMaggio: Memoirs of an American Hero recoge casi una década de continuas cenas, comidas y hasta desayunos que el deportista mantuvo con su podólogo, amigo y confesor, el doctor Rock Positano. “Joe me dijo que me contaba todas estas historias porque algún día podían servirme. Y hago honor a sus deseos escribiendo una biografía respetuosa”, ha argumentado el autor del libro a la prensa.

DiMaggio y Monroe, en 1954 en San Francisco.
DiMaggio y Monroe, en 1954 en San Francisco.cordon press

Por supuesto muchas de las páginas están dedicadas a la mujer de su vida, la musa de Hollywood con la que solo estuvo casado nueve meses. Aunque hubo rumores de una posible segunda boda si él “no hubiera sido tan orgulloso” y ella no hubiese acabado con su vida. “Doctor, Marilyn me dijo que ningún hombre la hizo sentir como yo”, se confesó el deportista, fallecido en 1999 a los 84 años y que  siempre estaba preocupado por su virilidad. Según su propia versión, cuando el deportista y la intérprete se juntaban en el dormitorio “era como una lucha de dioses que desataba rayos y truenos”.

Su rápido divorcio se atribuyó a los celos del jugador, que no pudo soportar la imagen más icónica de la actriz, refrescándose con el aire del metro neoyorquino que le levantaba las faldas en La tentación vive arriba (1955). Aunque el doctor Positano ofrece otra versión que oyó de DiMaggio. “Fue cosa de mujeres. Marilyn estaba dolida por su imposibilidad para tener hijos”, le contó el jugador que ya tenía un hijo de su primer matrimonio. Aunque nunca se volvió a casar, él tuvo otros amores. En el caso de la top Elle Macpherson, platónico. La modelo australiana era también cliente del podólogo y el deportista, ya entrado en los 70, se quedó prendado de su belleza cuando la vio un día llegando a su casa.

Marylin Monroe y Joe DiMaggio, el dia de su boda en el Ayuntamiento de San Francisco, en enero de 1954.
Marylin Monroe y Joe DiMaggio, el dia de su boda en el Ayuntamiento de San Francisco, en enero de 1954.cordon press

Mucho menos respeto tuvo por Frank Sinatra y sus amigos, a quienes culpó de la amistad que se forjó entre el entonces presidente Kennedy y Marilyn Monroe. Pero fue Sinatra quien le dijo a DiMaggio que la actriz pensaba en él cuando hacía el amor con su siguiente (y tercer) marido, el autor Arthur Miller. También le contó que la actriz siempre guardó una foto suya en el armario, algo que provocó los celos del dramaturgo.

“El único problema era su falta de higiene”, le confesó DiMaggio a su podólogo. Según escribe en el libro, el deportista que era muy escrupuloso se quejaba de que la belleza hecha mujer tardaba varios días en bañarse, algo que justificaba por “sus ataques depresivos”.

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