Los blogs y sus dilemas
EL PAÍS fue pionero entre los diarios españoles –y europeos- en la implantación del Ombudsman del periódico, el primero de los cuales comenzó su tarea a finales de 1985. Desde entonces, la prensa ha cambiado enormemente. Durante tres lustros largos los sucesivos Ombudsman –que pasaron a llamarse Defensor o Defensora del Lector- tuvieron que lidiar exclusivamente con las quejas que enviaban por escrito –o expresaban por teléfono- los lectores de la edición impresa, la única existente. El tiempo ha dado un vuelco a esta situación y esta Defensora se enfrenta al dilema de cómo abordar las crecientes quejas relativas a entradas de blogs, o a artículos de otras publicaciones del grupo PRISA, que figuran en la portada de nuestra web.
Cada vez recibo más cartas –correos digitales que se acumulan en mi buzón- referidas a artículos que proceden de otras publicaciones del Grupo PRISA, editor de EL PAÍS (las revistas Icon, SModa, BuenaVida o Tentaciones), algunos de cuyos contenidos se publican en la web de este periódico. El dilema que me plantean es que no parece justificado aplicarles los criterios del Libro de estilo de EL PAÍS, que es lo que los lectores me reclaman. Esta situación se ha complicado un poco más con los cambios introducidos en la edición digital, que amplían el espacio concedido a los blogs y les dan mayor relieve, lo que está provocando también una respuesta epistolar considerable. ¿Cuál es el margen de actuación de la Defensora en estos casos?
Entradas de blogs, como los titulados Hechos, De mamas & de papas, Viva la Diva, ‘Universo Trump’, o Diario de España, han sido objeto recientemente de quejas. A menudo, a los lectores les desconcierta el tono ligero con el que se abordan en ellos temas de cierta gravedad. O les parece, como hacía constar en un mensaje uno de ellos, Guillermo Ferrer, que carecen de la seriedad y el rigor que se asocia a este periódico. En los últimos tiempos también me han llegado quejas relativas a El Comidista que dirige Mikel López Iturriaga, el más personal de los blogs, ya que, como reconoce el subdirector del diario Bernardo Marín, funciona con absoluta libertad, mientras los demás están sujetos a un control más estrecho del diario.
La última queja que ha suscitado El Comidista, la formulaba un lector, Pedro Belmonte Espejo, catedrático de enseñanza secundaria, y se refería a un artículo y vídeo que bajo el título, Manual del perfecto magufo alimentario, se publicó en la web de EL PAÍS el pasado 31 de marzo.
El lector escribe: En mi modesta opinión, el artículo, manifiesta un comportamiento subjetivo y destila una actitud de menosprecio hacia los/as lectores/as que no están de acuerdo en todo o en parte con sus opiniones vertidas en el texto. El autor, contribuye a la ceremonia de la confusión, al meter en un mismo cajón de sastre, un totum revolutum, las pseudociencias con la controversia científica sobre los impactos en la salud pública de derivados del uso intensivo del glifosato (que ironiza como las maldades del glifosato). El 20 de marzo de 2015, Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), por su sigla en inglés, dependiente de la OMS) ha incorporado el glifosato a la lista de sustancias probablemente carcinógenas para humanos (grupo de sustancias 2A de la IARC). Aunque la Agencia Europea de Sustancia y Preparados Químicos (ECHA) ha decidido no clasificar el glifosato como agente cancerígeno, a pesar de las evidencias publicadas por la IARC.
Así ocurre también con el tema de la contaminación electromagnética (Míralo… no vaya a ser que con las ondas electromagnéticas te dé una miaja de apechusque en el artículo citado). Sobre este tema me permito adjuntar a aquí algunas de las investigaciones científicas y resoluciones de conferencias internacionales de investigadores sobre campos electromagnéticos.
Debo señalar que el correo del señor Belmonte consta de 22 páginas en las que recoge numerosas declaraciones, estudios y normativas referentes a los supuestos efectos nocivos para la salud de las ondas electromagnéticas. En realidad, todos los países cuentan con normativas para evitar que dichas ondas superen un determinado umbral.
He trasladado la queja al propio Mikel López Iturriaga, que responde lo siguiente:
En cuanto a las ondas electromagnéticas, me remito al estudio del CCARS [Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud] que se presentó el lunes y del que informó el propio periódico, en el que se descartan de manera contundente los supuestos efectos nocivos de las radiofrecuencias sobre la salud. Y que viene a respaldar la posición de todas las autoridades sanitarias serias del mundo sobre el tema.
Respecto a nuestro vídeo, su tono es humorístico y ligero, pero el asunto que trata es serio y muy grave. El magufismo y las pseudociencias son especialmente dañinos en el campo de la alimentación. Siembran miedos y alarmas infundados hacia determinados alimentos, utensilios o electrodomésticos, favorecen la adopción de dietas o prácticas alimentarias en absoluto saludables, y propagan creencias directamente peligrosas: me remito al ejemplo del cáncer o el sida, que algunos gurús dicen curar con hierbas, limones o dióxido de cloro.
El vídeo se burla de todo ese universo, que se aprovecha de la ignorancia de la gente y, en muchos casos, se lucra con ella, sea vendiendo remedios mágicos o con la propia difusión de los bulos en publicaciones impresas u online. El objetivo final es promover el sentido crítico entre los lectores, y mostrar una posición radicalmente contraria a ese tipo de engaños, que hoy se propagan en internet y en las redes sociales más rápido que nunca.
Lo sentimos si algunos lectores se han sentido ofendidos, pero en ‘El Comidista’ nunca seremos equidistantes entre lo que afirman los científicos con pruebas contrastadas y lo que opinan personas incapaces de demostrar empíricamente sus teorías, como los magufos a los que se refiere el vídeo. Siempre estaremos del lado de los primeros, porque pensamos que es lo que nos corresponde como periodistas: refutar las mentiras y acercarnos lo más posible a la verdad.
No es el debate sobre los campos electromagnéticos el que me lleva a tratar esta queja, ya que la postura de López Iturriaga en su vídeo es la misma que defiende este periódico en su sección de Ciencia, avalada por los sectores científicos que descartan los riesgos para la salud de estos campos electromagnéticos, siempre que se mantenga la incidencia de los mismos dentro de los umbrales aprobados.
Donde creo que hay espacio para la reflexión es en el otro aspecto que detalla el lector, quien acusa al autor del artículo y el vídeo de expresarse, con palabras descalificatorias y de menosprecio dirigidas a los/as que no comparten (en parte o en el todo) sus opiniones".
En un segundo mensaje, el lector me cita, como ejemplo de ello expresiones como paranoias y chorradas, que pronuncia Mikel López Iturriaga.
Confieso que los blogs o bitácoras plantean un problema considerable. De acuerdo con el Libro de estilo, en elpais.com, los blogueros son escogidos y gozan de autonomía sobre sus enfoques y sobre su redacción formal. Al mismo tiempo, deben cumplir con los principios éticos (…) respetar a las personas cuyos actos se puedan criticar y manejar datos comprobados.
Lo cierto es que el tono humorístico de El Comidista, evidente en todas y cada una de las entradas de esta peculiar bitácora, no encaja del todo con algunos de estos preceptos, ni tampoco está sujeto, como he señalado, a los controles de supervisión de otros blogs. Entiendo la dificultad de moverse en él dentro del corsé lógico que representan las normas éticas de una publicación como EL PAÍS sin perder la frescura y ligereza humorística que le caracterizan y que le han hecho famoso. ¿Dónde estaría el equilibrio? He planteado esta cuestión al subdirector Bernardo Marín, que señala: Todos debemos respetar los principios éticos del diario que constan en el Libro de estilo. Ahora bien, la cuestión es que no se puede usar la misma vara de medir en todos los artículos. No es igual una página humorística, como la entrevista de El mundo today que se publica en El País Semanal, o las viñetas gráficas, que un artículo de la sección de Ciencia del diario.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.