Los 2.400 argumentos de Hamburgo saltan por los aires en este pueblo holandés. Giethoorn tiene un puente por cada 14 habitantes. Manda el peatón o el patrón. El cartero no va en Vespa, se mueve en balsa. Los restaurantes alquilan barcas con motor eléctrico para echarse la siesta mecido por la corriente. Si se preguntaban por el turismo, 200.000 chinos visitan la ciudad al año. ¿Por qué no la llamamos Venecia II? Texto: Mariano AhijadoGettyLa Venecia africana está a 18 kilómetros de Cotonú, la capital de Benín. Es un pueblo de 20.000 habitantes sobre el lago Nokoué. La mayoría de las casas fueron construidas sobre un andamiaje de palos atados que sobresalen del agua, formando un caótico laberinto de canales. Canoas y barcas son el único medio de transporte para que sus habitantes se muevan. Ganvié tiene iglesia, colegio, mercados y hasta un par de hoteles, modestos pero limpios. Texto: Iñigo López PalaciosGettyLa Venecia del norte. Un título que comparte con una treintena de ciudades. Como si la Champions la ganaran todos los participantes. ¡Qué desprestigio! San Petersburgo se levantó hace 300 años sobre unas marismas en el Báltico. Se recorre en barco por los canales o por el río Neva. Eso si no se hiela. Y pasa a llamarse, con más justicia, la Venecia del Polo Norte. Texto: Mariano AhijadoGettySuzhou, a media hora en tren de Shanghái, es una villa llena de parajes de ensueño, rodeados por una red de ríos y canales que amparan pequeñas tiendas de souvenirs y comida típica. El más hermoso de los espacios de la ciudad tiene el poco occidental nombre de Jardín de los Administradores Humildes. Lo construyó en el siglo XVI el funcionario Wang Xianchen, que aspiraba a llevar una vida modesta tras su jubilación de la vida política. Texto: Iñigo López PalaciosGettyMuy cerca de la frontera suiza, esta localidad se ha ganado comparaciones venecianas posiblemente porque todas la imágenes que circulan por ahí retratan la misma esquina: agua, fachadas de colores, macetas con flores y demás ‘atrezzo’. Sí, en Annecy hay canales y su casco histórico es pasto de los turistas, pero ¿es suficiente? Texto: Carlos PrimoGetty
