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Tentaciones

Las mejores 'surfers' de Galicia siempre se quedan las peores olas

Hablamos con varias surfistas gallegas sobre cómo ha evolucionado el papel femenino en esta disciplina

La campeona gallega Cristina Irisarri
La campeona gallega Cristina Irisarri

Galicia no es la nueva meca del surf. No hay ese oleaje propio de Hawai, pero a Pantín se le conoce como la Fábrica de Olas, una playa de referencia en A Coruña donde se celebra la competición más antigua de surf. Tampoco se pasan el día persiguiendo de forma obsesiva Mavericks bajo un sol californiano, pero pueden alardear de tener un campeón mundial, el vigués Gony Zubizarreta que ha marcado a toda una generación.

La surfista Gabriela Ferna en la playa de Razo
La surfista Gabriela Ferna en la playa de Razo

El surfista hippie, greñudo y tostado, ya solo existe en las películas. El surf ha ido evolucionando hasta convertirse en una disciplina deportiva que requiere físico y sobre todo, muchas ganas. “Cuando empecé éramos muy pocas mujeres y nos buscábamos la vida, hacíamos autostop o aprovechábamos los viajes de los socorristas para pasarnos el día en la playa. Ahora los padres se vuelcan mucho más, se ha vuelto un deporte más competitivo, preparado y atlético”, recuerda Isabel Reimúndez (Sada, 1987), que llegó a competir a nivel europeo como parte del equipo gallego.

Reimúndez cogió por primera vez la tabla a los 15 años, cuando eran muy pocas las chicas que se animaban a batirse en el mar. La que ahora es concelleira de Igualdad en Sada considera que todavía queda mucho que hacer: "éramos mucho más jóvenes y no nos dábamos cuenta, pero en los campeonatos siempre nos dejaban para el final, con las peores condiciones". Por esta misma razón, Cristina Irisarri (Ferrol, 1983) prefería competir con los chicos. "Vivimos mogollón de discriminación. Muchas veces no nos hacían campeonato o nos quedábamos con las peores olas. En cuanto a premios, a veces nos daban ropa de chico que ni te servía", defiende.

"Vivimos mogollón de discriminación. Muchas veces no nos hacían campeonato o nos quedábamos con las peores olas. En cuanto a premios, a veces nos daban ropa de chico que ni te servía"

El interés de Cristina por el surf le viene de familia. Su padre, Vicente Irisarri, fue uno de los pioneros en Galicia y el culpable de que exista el Pantín Classic, el evento más antiguo de España que reúne anualmente a más de 25.000 profesionales. "Creo que podemos equiparar lo que ha pasado en el surf, con el tenis femenino. Empezó siendo un deporte minoritario, y cada vez más chicas han empezado a practicarlo. Ahora mismo la imagen de una mujer vende tanto como la de un hombre, pero es cierto que a nivel competición no están tan valoradas". Cristina empezó a competir con solo 13 años y formó parte del equipo Roxy.

El surf también ha conseguido llamar la atención del mundo de la moda y las marcas cada vez están más interesadas en sponsorizar a estos nuevos deportistas, aunque muchas veces se centran más en el físico que en la destreza. "Las utilizan como imagen de campaña porque venden un montón, dentro de lo ético que te pueda parecer esto. Por desgracia valoran demasiado la imagen, es el caso de la brasileña Silvana Lima, que siendo una de las mejores del mundo, por su físico no tenía sponsor. No pasa tanto en los chicos, pero como en todo en esta sociedad, a la mujer se le exige más y el surf no deja de ser un reflejo de ello", apunta Irisarri.

Paula haciendo surf un día totalmente nublado
Paula haciendo surf un día totalmente nublado

En Galicia, e incluso a nivel nacional, ninguna chica vive exclusivamente de la competición. Ya no es ese deporte raro, pero todavía sigue siendo muy minoritario. "La gente se sorprende menos, pero en otros sitios en los que he competido, como Francia, está mucho más desarrollado", apunta Paula Paz (A Coruña,1995) que compatibiliza sus estudios de ADE con su pasión por las olas. Ella ha sido campeona gallega y se clasificó varios años a nivel nacional. Ahora se prepara para empezar a competir en la categoría absoluta, aunque su principal objetivo es disfrutar: "si no lo haces, al final te acaba aburriendo". A la hora de buscar referentes, también busca en aguas internacionales: "Bethany Hamilton, la surfista estadounidense que perdió el brazo, es todo un ejemplo de superación". 

En la misma escuela que entrena Paula, La Vieja Escuela, aprendió a hacer surf Gabriela Ferna (A Coruña, 2000). “El surf está cada vez más de moda y cada vez hay más gente en el agua, aprendiendo. Aquí hay muy pocas chicas que compitan, pero las que hay lo hacen, tienen mucho nivel. Por ejemplo, Isa Gundín, que es la última campeona gallega”, apunta. Y, ¿donde se cogen las mejores olas? "Caión, Doniños o Razo", apunta.

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