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A comer por ley

El programa de alimentación escolar, clave para la seguridad alimentaria en República Dominicana, se ve fortalecido con la aprobación de la nueva norma

Valeria Germán Villanueva tiene 10 años y es alumna de la escuela El Mirador, de la provincia de Monte Plata. Este centro, que atiende a una comunidad pequeña y por ello tiene alumnos de todas las edades y un puñado de docentes, es uno de los que desarrolla el programa de alimentación escolar por el que los alumnos reciben desayuno, comida y merienda financiados por el Estado.Fran Afonso
El programa busca implicar a todas las partes. Las escuelas de esta iniciativa tienen sus propios huertos, que los alumnos deben cuidar y trabajar para aprender de cerca las labores agrícolas y tener una responsabilidad ecológica.Fran Afonso
Dos alumnos miran el huerto de la escuela El Mirador, en Monte Plata. Estos huertos sirven también como aula, para que los alumnos se oxigenen y aprendan cosas de manera diferente. En ellos se trazan formas geométricas, se hacen cálculos matemáticos de áreas, se dibujan mapas geográficos... Fran Afonso
En ocasiones, los alumnos también comen algunas de las frutas que producen en el jardín de su escuela. En la escuela de El Mirador uno de ellos, de forma rotatoria, se encarga de controlar la evolución de los distintos cultivos y anotarlo en un registro.Fran Afonso
Dentro del programa de alimentación escolar dominicano hay escuelas en las que los estudiantes reciben solo almuerzo y otras en las que se les sirven tres comidas. La provincia de Monte Plata es una de las más vulnerables del país, y en la escuela de El Mirador los alumnos reciben tres comidas. Esto libera a sus familiares para otras tareas (algunas madres han comenzado a estudiar), supone un desahogo económico y garantizan una nutrición adecuada para los niños, que solo así pueden tener la oportunidad de alcanzar un rendimiento escolar óptimo.Fran Afonso
La presidenta de la asociación de padres de la escuela El Mirador, con sus dos hijos. Las madres se implican en el programa controlando que los alimentos que se reciben en la escuela están en buen estado y se prestan para cocinarlos y asistir en el comedor.Fran Afonso
Los niños entran en fila al comedor escolar de una escuela en la provincia de Monte Plata en República Dominicana. Los técnicos del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil insisten en los buenos hábitos sanitarios a la hora de comer, como el lavado de manos.Fran Afonso
El Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil controla que la variedad de alimentos y las raciones cumpla con los requisitos nutricionales de los niños.Fran Afonso
Dos niñas dan cuenta del almuerzo escolar, hoy consistente en arroz, tomates frescos, bacalao guisado y legumbres, además de un zumo de frutas.Fran Afonso
También se insiste a los niños en la necesidad de llevar una dieta variada y probar distintos alimentos, introducir más verduras y probar otras cosas. Madres de escuelas como El Mirador admiten que el programa ha servido a ampliar la variedad en las dietas de muchas familias.Fran Afonso
Tras el reconocimiento de los agricultores familiares por la ley de seguridad y soberanía alimentaria y nutricional, estos, asociados en cooperativas, podrán convertirse en proveedores de los programas de alimentación escolar. De esta forma los niños se alimentan de productos locales (cuatro frutas y cuatro verduras) y los pequeños productores obtienen una fuente de ingresos que les da cierta seguridad y a la vez les garantiza su propia subsistencia y alimentación.Fran Afonso
Maximiliana Fabián es miembro de una de las cooperativas que empezarán a surtir a las escuelas de la zona. La FAO y otros organismos nacionales darán asistencia técnica a estos agricultores familiares. El plan también es aportarles semillas, montar un centro logístico de almacenamiento de la producción y que un gerente les asista y forme en técnicas de venta. Una vez se pruebe la eficacia de este programa piloto en la provincia de Monte Plata, la idea es expandirlo a toda República Dominicana. Fran Afonso