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Los secretos que esconde un desfile

Ana Locking nos deja entrar en su camerino durante la presentación de su colección en la Semana de la Moda de Madrid

Una modelo luce un diseño de Ana Locking en la Mercedes-Benz Fashion Week.Vídeo: EFE / LAURA ROBAYNA (QUALITY)

Nervios y estrés. Eso es lo que sienten los diseñadores los minutos antes de su desfile. La diseñadora Ana González, directora creativa de Ana Locking, ha permitido que una cámara de EL PAÍS viva con su equipo desde el camerino los momentos previos a su presentación este sábado, durante la Semana de la Moda de Madrid. "Ahora que estamos esperando a que lleguen las modelos es cuando se nos agita el estómago", afirma Locking. 

Desfile de Ana Locking.
Desfile de Ana Locking.BELEN DIAZ (AFP)

Después de más de medio año diseñando su nueva colección, buscando fuentes de inspiración, cortando y cosiendo tela, en los últimos minutos antes de que las prendas caminen por la pasarela, el papel de Ana Locking es dar el visto bueno: "Motivo a mi equipo para que todo salga bien. Dar las últimas pautas para el sitting, el sonido y las luces", explica. En un pequeño cubículo, entre bambalinas de la Madrid Fashion Week, se apilan modelos, miembros del equipo de la firma, periodistas y prendas. "Al final es un momento de chequear que todo esté perfecto". 

Las modelos, que previamente han pasado por peluquería y maquillaje, van entrando al backstage y cambiándose ayudadas por las vestidoras, jóvenes estudiantes de diseño que se encargan de que el modelo final luzca como ha previsto la marca. "Me dan una fotografía y mi trabajo es dejarle así. En la primera ronda tengo unos minutos para cambiarlos, pero en la segunda, escasos segundos", explica sobre su trabajo la vestidora Beatriz Gutiérrez. 

A veces, por la falta de tiempo y porque desconocen la colección, las vestidoras cometen pequeños errores que, eso sí, el público rara vez descubre. "Suele salir todo bien, pero se puede romper una cremallera o que la prenda no sea tan lógica y me coloquen los botones en la espalda cuando van al pecho. Hace muchos años me sacaron una prenda al revés", relata Locking. 

Desfile de Ana Locking.
Desfile de Ana Locking.Ballesteros (EFE)

Los modelos ya están vestidos y comienzan a salir una tras otra esperando su turno para pisar la pasarela. "¡Esta no es mi talla. Yo uso un 41!", grita una maniquí a la que no le valen los zapatos. Suena la música y comienza el desfile, pero los nervios no se han sosegado. "Te lo juegas todo en 10 ó 12 minutos. Eso es también lo bonito de la moda, el desfile es en directo y luego se acabó. La gente ya se ha enterado de lo que se lleva", asegura la diseñadora de la firma madrileña. 

Cuando acaba, la emoción contenida estalla en besos, abrazos y felicitaciones: "La moda necesita una dedicación, y tu equipo lo sabe. Por eso cuando acabamos es un momento de euforia. Ellos saben lo que cuesta hacer esto. Si no amara mi trabajo, sería incapaz de dar el cien por cien", afirma Locking. 

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