_
_
_
_

Actriz de raza, modelo de alma

Emma Roberts sabe que su apellido la ha ayudado. Pero la intérprete sigue su instinto, también la moda

La actriz Emma Roberts en la fiesta de Vanity Fair tras los Oscar este 2016.
La actriz Emma Roberts en la fiesta de Vanity Fair tras los Oscar este 2016.Reuters

Emma Roberts habla de su pasión por los libros y de una imaginación desbordante como su principal motivación a la hora de ser actriz. Su apellido, hija del actor nominado al Oscar Eric Roberts, y esa sonrisa que ha heredado de su tía, la estrella de estrellas Julia Roberts, recuerdan la importancia de los genes cuando uno quiere probar suerte en Hollywood. “Para mí Julia no es una estrella, es mi tía”, confiesa con naturalidad esta joven actriz de 25 años.

Más información
La sombra de ‘Pretty woman’
Gwen Stefani canta con George Clooney y Julia Roberts
Julia Roberts: “A veces pienso qué hago aquí”

Ella es consciente de que los lazos familiares le han abierto muchas puertas para estar donde está, convertida en un referente para su generación, cultivando una carrera en filmes independientes como el que acaba de estrenar en España, Nerve, y un icono de la moda que a menudo figura en las listas de las mejor vestidas. “La moda me gusta tanto que me da vergüenza la ilusión que me hace”, admite la nueva musa de la firma Lands’ End o de la casa de lencería Aerie Real de American Eagle.

Roberts se recuerda desde niña entre bambalinas. No tanto por su padre, a quien apenas menciona dado que se crió con su madre tras el divorcio de ambos, sino por su tía, que de pequeña la trató como la hija que no tuvo. “No te miento si te digo que me escondía en los camerinos para huir de mi madre cuando venía a buscarme de lo fascinada que estaba con la gente que hacía películas. Siempre me cuentan los berrinches que me daban cuando me ponían una película de dibujos animados, chillaba porque yo quería una con humanos de verdad”, se ríe de sus años de enfant terrible.

En su adolescencia, continuó demostrando su carácter. Como esa discusión hace ya algunos años con su entonces novio Evan Peters cuando ambos estaban en Montreal y que acabó con su detención en lo que fue descrito por ambos como “un desafortunado incidente”. La actriz sabe, por lógica o por familia, que de estas cosas no se habla en público. Sí lamenta la presión que han añadido a su vida el continuo acoso de las redes sociales, los selfies y las instantáneas robadas y subidas a la Red sin su permiso.

Rayando en la paranoia, es de las que tapa la cámara de su ordenador y le preocupa que nada desaparece de Internet. Si bien tiene Twitter e Instagram, que abrió “cuando la Red era divertida” y mantiene por razones profesionales, como hablar directamente con los fans de su serie Scream Queens, enterarse de las noticias o “como inspiración en temas de moda”, guarda una cierta distancia con Internet. “Los hay que hacen lo que sea con tal de tener más seguidores. Yo no soy de esos”, se distancia de un valor añadido que potencian muchos de su generación. Ella asegura que está chapada a la antigua; también prefiere escribirle postales a su madre cuando está lejos o llevar su agenda en papel.

Su amuleto

Según dice, nunca buscó conscientemente separarse de su linaje. Simplemente siguió sus gustos, esos que le han dado una carrera que pocos por encima de los 30 conocen por los títulos (Esposos, amantes y amigosAdult World, Palo Alto) salpicada con algún papel pequeño en películas grandes como el de Historias de San Valentín, compartiendo cartel —que no escena— con la otra Roberts. “He hecho lo que he querido y punto”, remata.

Lo mismo dice de la moda. Sin negar la ayuda de un estilista que le aconseje para las alfombras rojas (su amiga Brit Smith), lo suyo siempre ha sido tener un ojo puesto en el vestuario. “Incluso en el que utilizo mientras ruedo”, añade. “Lo único que llevo siempre conmigo son mis tres anillos de Cartier. Esos son míos —añade con rapidez para que nadie piense que marcan su noviazgo con el periodista y documentalista Christopher Hines—. Ya sabes, para que me den suerte”.

Julia Roberts y Emma Roberts en 2010.
Julia Roberts y Emma Roberts en 2010.ZUMAPRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_