De fracasos y triunfos
Un sabio se recupera pronto de un fracaso, un necio no se recupera nunca de un triunfo. Generalmente hacen más daño los elogios que las críticas. El elogio, a fuerza de repetirse, engorda la parte más necesitada de tu ego y te expone al fácil error de creerte infalible. La crítica puede golpear tu autoestima y crearte algún problema de inseguridad, pero son más los casos en que sirve de acicate para mejorar. Hablo siempre de la crítica razonable, no de una continua humillación y una agresión desproporcionada.
En nuestra clase política tenemos un exceso de dañados por el elogio e infectados con el virus de la soberbia y de la avaricia.— Francisco Díaz Escribano. Jerez de la Frontera (Cádiz).
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