De revista
Las bodas de los famosos son bonitas. Tanto que lo que más apetece es comprarse una revista y mirarlas desde la barrera
Las bodas de los famosos son bonitas, muy bonitas. Tanto que lo que más apetece es comprarse una revista y mirarlas desde la barrera. Piensen en lo que debe ser estar invitado a una de esas locuras: aparte del desplazamiento (Londres, Miami, Zanzíbar o lo que sea: una pasta) y el alojamiento (más pasta), está el hecho nada cómodo de estar rodeado de una seguridad apabullante (el móvil, lejos) y de un montón de famosas que parecen (o son) modelos con sus 180 centímetros, sus 50 kilos y sus pelazos, y que —sin bajarse de los tacones— se cambian dos, tres o cien veces de vestido (preparty, afterparty, requeteparty, brunch) para dejar las bocas cada vez más abiertas y a ti con la moral más hundida. Si en una boda normal te lo piensas (por el regalo, claro) eso aquí son minucias.
Aunque yo me habría plantado en la boda de Eva Longoria. Perdón, Eva Bastón, todavía suena raro. Eso sí que debió de ser una fiesta de las épicas. O quizá es solo que ella cae bien. Para brindar, tequila (con los nombres de los protas, eso sí). Para bailar, ritmos sabrosos como vallenato (nada menos que con Carlos Vives, eso sí) y unos temazos de Ricky Martin (con el propio Ricky Martin, eso sí). La novia, de blanco y sencilla (de Victoria Beckham, eso sí).
Resultaba curioso ver mezclados a los propios Beckham o a Melanie Griffith (repasen su insaciable Instagram: nueve fotos colgó de una boda con exclusiva de revista) con las familias de ellos, con sus vestidos normales, sus cuerpos normales, sus poses normales. Esperemos que para la familia viaje y hotel corrieran por cuenta de los novios. Y de regalo, ¿vale con un marco de fotos?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.