Música contra el silencio
Refugio del Sonido quiere denunciar una de las mayores tragedias de Europa, la de los desplazados. Casa Limón, Médicos Sin Fronteras y Berlkee Mediterranean Institute se han unido a EL PAÍS en este proyecto
Alejandro Sanz recibió en su casa de Miami una llamada de teléfono y poco después la letra de una canción. Su gran amigo, el productor Javier Limón, le pedía que hiciera el playback de un tema que había compuesto. El cantante no le hizo caso. Porque si hay alguien a quien le gusta el directo es a él y porque si hay alguien que se implica en las causas solidarias es él. Así que se metió en el estudio de su casa y sin ensayar entonó la primera estrofa de Vienen —Vienen del hambre y del frío en una barca sin remos. Vienen cruzando este río, nadie se ocupó de recordarles que la sombra del olivo blanco sigue tan oscura como la del ser humano—. Cuando Limón escuchó aquello, supo que el proyecto en el que había estado trabajando durante un año despegaba. Refugio del Sonido es una idea que surgió de conversaciones con sus alumnos del Berklee College of Music de Boston, originarios de 20 países, y que ahora se ha convertido en un movimiento que pretende remover conciencias y recaudar fondos para Médicos sin Fronteras. Para ello EL PAÍS venderá a partir de mañana y durante tres domingos más unos libro-discos por 2,95 euros. Todo el dinero irá para esta campaña.
“Javier sabe que para algo así puede contar conmigo. Simplemente me lo comentó y al día siguiente se lo envié grabado”, cuenta Alejandro Sanz, que estos días se encuentra de gira en Costa Rica. “La situación de los refugiados me produce mucho dolor, mucha indignación y mucha vergüenza”. Y añade: “Las políticas de Europa me parecen insolidarias e indignas. Están dejando solos a un puñado de voluntarios que se juegan la vida, que se juegan la vida en el mar para ayudar a los que llegan a nuestras costas y una vez que llegan a tierra firme los meten en campos provisionales. Allí les dan un mendrugo de pan y una ración de incertidumbre a cambio de toda la esperanza que traían. Me pregunto si este es el espíritu de solidaridad del que siempre presumió Europa. Yo no quiero perder la esperanza en nosotros, los seres humanos... Pero, a veces, nos lo ponemos tan difícil”.
"La situación de los refugiados me produce mucho dolor, mucha indignación y mucha vergüenza”, confiesa Alejandro Sanz
No es la primera vez que Sanz y Limón se embarcan en una aventura como esta. “Hace años”, recuerda el productor ,“trabajamos juntos para un proyecto en Zimbabue y allí conocimos a Paula Farias, la responsable de Médicos Sin Fronteras para el Mediterráneo”. Es una mujer a la que ambos admiran por su coraje y compromiso. “Mientras preparábamos este trabajo ella nos ayudaba desde su barco en el que cada día recoge a cientos de refugiados”. Paula Farias dejó el mar esta semana esta semana solo por unas horas para presentar junto a Javier Limón y al director de EL PAÍS, Antonio Caño, estos cuatro libro-discos. El mensaje de Farias fue rotundo: “Europa ha vendido sus valores, sus principios. Cuando alguien se sube en una patera es porque no tiene otra opción mejor”. Caño resalta que esta no es es una iniciativa comercial. “Queremos dar a conocer una de las mayores tragedias de Europa”, advierte.
Cuando Limón cogió de nuevo su teléfono lo hizo para llamar a Jorge Drexler. El cantante uruguayo también se salió del guion. Mejor que hacer playback, regaló una canción, El fin y el miedo. “La tenía desde hace tiempo. No la incluí en mí anterior disco porque esperaba una ocasión especial. Esta lo era. Yo soy un escritor de canciones y de temas en los que estoy involucrado”. La letra es de Jorge Drexler y la música de su hijo Pablo, de 18 años, que según cuenta su padre toca la guitarra mejor que él. La grabaron en el salón de su casa de Madrid con un sencillo micrófono sobre una mesa y con el ruido ambiente de los más pequeños de la familia.
“Javier Limón es un entusiasta, un generador de proyectos. Sus trabajos tienen calidad y mucha altura musical. A nosotros nos unió la pasión por la música contemporánea del siglo XX, y causas como esta. Tiene mucho olfato, está siempre alerta y es muy generoso. Los músicos trabajamos con las emociones y el conflicto de los refugiados es muy emocional. Así que lo que podemos hacer son cosas como esta para remover conciencias, aunque al final la última palabra la tiene Europa”.
Drexler es hijo de un judío alemán que con cuatro años tuvo que salir de Berlín y encontró asilo en Bolivia y de una asturiana-uruguaya que buscó una oportunidad al otro lado del mar. “La historia es circular. Los que se niegan a recoger a los refugiados son los que hace 70 años buscaban refugio”, reflexiona.
El teléfono de Limón hizo otras llamadas a Javier Cámara, Manuela Velasco, Fele Martínez, Buenafuente, Mamen Mendizabal, Toni Garrido, José Mercé, Candela Peña, Emilio Aragón, Michelle Jenner, Roberto Álamo, Juan Carlos Vellido, Guille Galván, Tristán Ulloa, Malena Alterio, Fernando Tejero, Daniel Grao, Antonio de la Torre, Laura Domínguez, Juana Acosta, Gorka Otxoa, Marwan, Eva Hache, Carmen Ruiz, Bimba Bosé, Dani Rovira o Clara Lago. Todos ellos entonaron con emoción Vienen, en un vídeo ya para la historia.
Cuando el proyecto musical estuvo listo, llegó la incorporación de grandes escritores, desde el Nobel Mario Vargas Llosa al Cervantes Juan Goytisolo, pasando por Almudena Grandes, John Carlin, Ismael Diadié, Rosa Regàs y Martín Caparrós.
Hace una semana, el productor musical publicaba en Instagram una foto y una frase: “#Refugiodelsonido sencillamente el mejor proyecto en el que he trabajado jamás”. Hoy ese sonido remueve conciencias y alza su voz contra las políticas de Europa con EL PAÍS como altavoz.
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