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Desde 2007, MSF ha atendido a 27.993 víctimas de violencia sexual e intrafamiliar en Papúa Nueva Guinea en sus dos centros en la capital, Port Moresby, y en Tari (una zona rural). De las 3.056 que asistieron en los años 2014 y 2015, el 94% eran mujeres. Casi todas (97%) tuvieron que ser tratadas por heridas físicas provocadas por sus parejas, otros familiares o por agresores sexuales. “Dos tercios habían sido atacadas con armas, desde palos hasta cuchillos”, especifica el informe 'Volver con su maltratador' de la ONG. En esta imagen, un niño víctima de agresiones sexuales lee un mensaje durante una sesión de terapia. El país, sin embargo, adolece de una falta de servicios de atención especializados en menores que han sufrido abusos. Ello, sumado al difícil acceso a la justicia y la casi inexistencia de casas de acogida, provoca ue la mayoría de mujeres y críos tienen que volver con sus maltratadores.
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Violadas, acuchilladas y olvidadas

Desde 2007, MSF ha atendido a 27.993 víctimas de violencia sexual e intrafamiliar en Papúa Nueva Guinea en sus dos centros en la capital, Port Moresby, y en Tari (una zona rural). El 94% eran mujeres. Casi todas, el 97% tuvieron que ser tratadas por heridas físicas provocadas por sus parejas, otros familiares o por agresores sexuales. “Dos tercios habían sido atacadas con armas, desde palos hasta cuchillos”, especifica el informe Volver con su maltratador de la ONG

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