Siete jóvenes feministas que están cambiado Hollywood
Mientras la mayoría de las blogueras famosas aprovechan su éxito para promocionar ropa las jóvenes actrices de la industria estadounidense utilizan su popularidad para lanzar mensajes de concienciación
Hollywood está cambiando. No le queda más remedio después de décadas de machismo y desigualdad a propósito de sueldos, discriminación racial y de edad. La película Sufragistas (2015) protagonizada por Carey Mulligan dio visibilidad a la falta de relevancia de la mujer a principios del siglo XX y puso de manifiesto que la lucha por la igualdad de los derechos de las mujeres es una de las causas más lonjevas de la historia de la humanidad.
Pero ha sido en los últimos años cuando numerosas estrellas del cine y la televisión de la industria estadounidense han querido incluir esta causa en sus discursos, apriciones públicas y en sus perfiles de las redes sociales para denunciar la ausencia de igualdad de salarios con respecto a los hombres –tal y como hizo la actriz Jennifer Lawrence–, la falta de diversidad racial tanto en las películas como en las nominaciones a los Oscars e incluso la escasez de oportunidades laborales por razones de orientación sexual. Si algo han aprendido las nuevas generaciones de actrices de Hollywood es que dar su opinión públicamente cuando están disfrutando de las mieles del éxito es realmente importante para que el mensaje tenga difusión y calado entre la sociedad. Te presentamos a algunas de las más destacadas.
Cuando tenía once años fue elegida para llevar a la gran pantalla el personaje de Rue en Los Juegos del Hambre. Por supuesto, y para seguir con las tradiciones, las voces quejicas porque se había escogido a una niña negra para interpretar a un personaje que ellos creían blanco, no se hicieron esperar. En vez de amedrentarse, Stenberg utilizó la plataforma mediática que le daba participar en una de la sagas más importantes del cine para sacar a la palestra temas como la apropiación cultural. Cuando tenía 16 años compartió un video que rápidamente se convirtió en viral, Don’t cash crop on my cornrows, en el que pegaba un repaso histórico y social a el uso de determinados aspectos de la cultura negra por los blancos, y en el que criticaba la actitud de artistas como Miley Cyrus, Katy Perry o Iggy Azalea, raudos a la hora de apropiarse de la cultura afroamericana, pero, como se comprobó a raíz del movimiento #BlackLivesMatter, no tanto para hacerse eco de sus problemas.
Aunque solo tiene 19 años su currículo tanto fuera como dentro de Hollywood es, de todo, menos corriente para una chica de su edad. Con poco más de 10 años ya era una reputada bloguera que acudía a un montón de desfiles vestida como una mini Anna Piaggi, ataviada con tocados y ropajes entre exóticos y teatrales. Con 15 años fundó Rookie Mag, una revista anual –que casi se podría considerar el manual de supervivencia– que también tiene versión on line en la que fomenta el sentido común, el feminismo, la moda y la cultura con secciones tan atípicas como Pregúntale a un adulto, en el que responde a las cuestiones vitales gente como John Hamm. Ha aterrizado en Hollywood doblando películas como Cadáver y acompañando a gente como Julia Louis-Dreyfus en Enough Said.
Los hermanos Jaden y Willow Smith
Willow Smith (Los Ángeles, 2000) debutó en el cine en el cine acompañando a su padre, Will Smith, en Soy Leyenda (2007) pero se dio a conocer internacionalmente a la edad de 10 años con la canción Whip my hair en la que se soltaba la melena y les decía a los haters que se perdieran. Willow sentaba así las bases del principio de su carrera demostrando que no quería ser otra de esas princesas del pop. Desenfada pero contundente ha utilizado su redes y su influencia para apoyar, entre otras cosas, a la iniciativa #FreeTheNipple y al movimiento Black Girls Rock. Su hermano Jaden, dos años más mayor que ella, también es un destacado feminista que ha derribado el clásico estereotipo sobre la masculinidad, con acciones como plantándose en su baile de promoción en falda o sumándose de igual manera a una campaña de ropa de mujer de Louis Vuitton. El legado feminista de la familia Smith parece que está asegurado.
Zendaya (Oakland, 1996) es actriz, cantante y bailarina. Tiene una de las carreras más prometedoras de Hollywood y su presencia activa en redes sociales nos ha dejado momentos para enmarcar. Uno de esos instantes bomba fue cuando les sacó los colores a las presentadoras de la cadena de televisión estadounidense Canal E! que criticaron el peinado de trenzas que llevó a los Oscars 2015. O cuando dejó claro que los comentarios de los demás sobre si deberíamos llevar o no maquillaje son totalmente innecesarios.
Cuando, a los diez años escogieron a Ariel Winter (San Diego, 1998) para interpretar el papel de Alex Dunphy –la cerebrito de la familia– en Modern Family ya tenía a sus espaldas una buena ristra de apariciones en cine y televisión. Desde entonces, y mucho antes de cumplir la mayoría de edad, ha tenido que soportar todo tipo de críticas sobre su cuerpo, incluida su decisión de someterse a una reducción de pecho. Pese a su juventud, Winter siempre ha intentado responder de una manera pública y positiva para ayudar a muchas otras adolescentes que sufren también este escrutinio incesante sobre su cuerpo y las decisiones que toman sobre él. Lo último, su aparición en los premios del Sindicato de Actores, en los que lució un vestido negro de palabra de honor que hacía visibles las cicatrices de su operación.
Junto con su amiga Amandla Stenberg, Rowan es una de las jóvenes actrices más influyentes de su generación. Tanto ella como Stenberg fueron nombradas celebridades feministas del año por la organización Ms. Fundation for women y que honra a famosos que usan su voz para hablar de la igualdad de derechos. Blanchard, que solo tiene 14 años, no ha dudado en aprovechar la notoriedad que le otorga protagonizar la serie de televisión Girl Meets World, para hablar de temas feministas donde sea, especialmente a través de su Instagram, donde comparte ideas, imágenes de mujeres que la inspiran y anima a reflexionar sobre diferentes causas: desde la importancia de la educación o el derecho a la mujer a decidir sobre su cuerpo hasta a cuestionar la validez de un feminismo blanco que no siempre tiene en mente las dificultades añadidas del resto de mujeres.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.