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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Vivir aquí (3): The Gallery de Michele

Michele en su bar, The Gallery / Foto Demian Ortiz
Michele en su bar, The Gallery / Foto Demian Ortiz

Télimélé es una ciudad de la región de Kindia, en el Fouta Djallon el gran macizo que domina el centro-norte de la República de Guinea y donde tienen sus fuentes los ríos Níger, Senegal, Gambia, Mongo y Koliba.

Estas montañas fueron famosas por sus minas de oro y diamantes. Todavía se pueden encontrar yacimientos de estos minerales. Tales riquezas facilitaron la existencia del reino del Fouta Djallon creado por los musulmanes fulani, que desde esas alturas extendieron la fe islámica a las zonas limítrofes. El apogeo del mismo estuvo entre 1735 y 1850. Su fin llegó en 1898 en enfrentamientos con las tropas coloniales francesas e inglesas (en el caso de Sierra Leona).

En Télimélé nació Amadou Bâh, al que todos conocen como Michele, y al que se puede encontrar todas las tardes es su bar, The Gallery, del madrileño barrio de Lavapiés, cocinando aperitivos y platos guineanos (arroz con salsa de cacahuetes y carne o salsa de hojas de batata y pescado...) o sirviendo cervezas, vinos o copas. Las noches de los fines de semana no es raro encontrarse allí con actuaciones musicales en directo, muchas veces de música africana.

Michele fue músico, fotógrafo y pastelero entre otras muchas cosas en su infancia y juventud. Su padre era comerciante y tenía negocios en Guinea y Senegal: almacenes y pastelerías. Es por eso que Michele aprendió el oficio de pastelero desde pequeño junto a sus hermanos.

Michele tiene 14 hermanos y dos hermanas. Algunos nacieron en Guinea y otros en Senegal donde su padre estuvo exiliado durante los años más duros del presidente Ahmed Sékou Touré: “fue Sékou Touré el que mató a todos los sabios de mi etnia, los que eran los estudiosos, los que eran… Por eso se exiliaron mis padres en Senegal en aquellos tiempos porque era también político.Cuando se fue Sékou Touré fue cuando volvimos”, cuenta mientras empieza a preparar el local para la llegada de los clientes. Por eso mismo piensa que el régimen de Lansana Conté, al que la mayoría tilda de dictador, “no fue tan duro”.

Fueron las ganas de conocer mundo y buscar una vida mejor le llevaron a emprender un viaje que le terminaría en España, en 2006.

Antes de partir tenía un grupo de música en guinea junto a unos amigos, “les prometí que volvería a cantar más hasta que nos volviéramos a reunir. Ellos me esperan, me preguntan continuamente cuándo vuelvo”, comenta mientras sale del local para comprar en un negocio cercano mandioca, aguacates y cebolletas para preparar los aperitivos del día. Da la impresión de que todo el mundo le conoce y le saluda por la calle.

Michele en su bar, The Gallery / Foto Demian Ortiz

Desde que llegó a España ha regresado a Guinea solo dos veces, la última el verano de 2015, a visitar a su familia. Comenta la fortuna que ahora tiene por poder ir de vez en cuando a su país: “No toda África es igual ahora mismo. En Guinea tenemos la suerte de que nunca henos tenido una guerra. Tenemos más de cinco países en nuestra vecindad que están continuamente con conflictos. Nosotros todavía no y nos permitimos ir y volver y tener nuestro origen intacto”.

Michele en su bar, The Gallery / Foto Demian Ortiz
Desde 2014, Michele tiene un bar en la calle Doctor Furquet de Madrid, una vía llena de galerías de arte, de ahí el nombre del local, The Gallery. Mientras sirve unas cervezas a los primeros clientes de la tarde, comenta que la razón principal para optar por este negocio fue que “de verdad me gusta cocinar, me gusta relacionarme con la gente, no solo por el bar, es mi forma de ser”.

Cuando se le pregunta que qué tiene este bar que le haga diferente a los demás, contesta, mientras dibuja una sonrisa enorme: “Yo, que soy lo mejor del bar. Luego es un bar como otro cualquiera con la especialidad de que ponemos aperitivos africanos y hacemos comida africana aunque todavía no hemos podido ofrecer todo lo que podemos por falta de tiempo, además estoy solo y todavía no ganamos para coger a alguien para ayudar. También tenemos música en directo los fines de semana”.

Sin embargo, “un bar es un negocio muy esclavo”, comenta. “Te pasas todo el día aquí metido y eso, a veces, es difícil de llevar”. “Este era un sueño que yo tenía desde siempre. No paraba de hablar de tener un bar, ahora lo tengo, pero también tengo otros sueños que no son solamente el bar. Soy muy joven para estar esclavizado tanto tiempo en un mismo lugar. Esto no deja de ser una prueba más de la vida. Me gusta cocinar, me gusta hacer pasteles, me gusta la música”.

Michele en su bar, The Gallery / Foto Demian Ortiz
Michele comenta que nunca ha tenido problemas en España, que se encuentra muy bien aquí: “la gente es muy maja, somos personas distintas, cada uno es diferente de los otros, pero me llevo bien con la mayoría de la gente. Es como en cualquier sociedad donde hay un poco de todo y, evidentemente, también hay gente que discrimina”, explica. “Solo he tenido problemas con la policía. Sigo yendo al hospital por la paliza que me dieron hace unos tres años”.

Le cuesta hablar de aquel episodio, pero si se le presiona un poco se consigue que cuente la historia: “Llegué aquí, a Lavapiés de visita, entonces yo vivía en Vistalegre. Estuvimos de fiesta hasta las cinco y un amigo me invitó a dormir en su casa para no tener que ir hasta la mía porque estaba muy cansado. Fuimos a su casa en la calle Mesón de Paredes. Llegamos a las seis de la mañana y a las siete entra la policía, tío, para desalojar a todo el mundo que estaba allí. Yo estaba durmiendo en el sofá y empezaron a caerme porrazos, me desperté, me asusté, pregunté ¿qué pasa? Y ellos respondieron con más golpes. Desde entonces sigo con trauma. Me pegaron en la cabeza, en las costillas, me hicieron varias heridas y desde entonces no paro de ir al hospital con dolores. Yo tenía mis papeles, estaba legal y empezaron a pegarme sin preguntar nada, sin pedirme la documentación. Yo preguntaba, qué he hecho, qué he hecho, y nadie respondía solo daban palos.Todavía me queda un pequeño bulto en la frente de los golpes que me dieron aquel día. Antes nunca había tenido problemas de salud ni de algo parecido, pero ahora voy frecuentemente al hospital”.

Al ser preguntado si un día piensa volver a vivir a Guinea contesta: “todos los días porque allí todo es muy bonito”. Si se insiste y se discute que si solo fuera porque allí todo es muy bonito nunca hubiera salido del país, que debe haber otras razones para regresar, Michele contesta: “no, no tiene porque. Hay un proverbio que dice que hay que recular para poder saltar y eso es lo que he hecho toda mi vida”.

Bar The Gallery.

Calle del Doctor Fourquet 32.

28012, Madrid

Abiertos tardes a partir de las 19:00 h.

Michele en su bar, The Gallery / Foto Demian Ortiz

Fotos, Demian Ortiz.

Comentarios

Que historia tan interesante la de Michele.
Es una historia muy bonita, se le nota que se encuentra bien en nuestro país, pero que aún tiene ganas de volar. Sé tu mismo.
Que historia tan interesante la de Michele.
Es una historia muy bonita, se le nota que se encuentra bien en nuestro país, pero que aún tiene ganas de volar. Sé tu mismo.

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