Otra vuelta de tuerca a la polémica racial
Parece poco serio emprender una cruzada por el hecho de que en una comedia televisiva Michael Jackson sea interpretado por un actor blanco
Mientras suenan aún los ecos de la polémica sobre la ausencia de actores negros entre los nominados a mejor interpretación de los Oscar, en Estados Unidos acaba de encenderse otra controversia también salpicada por una supuesta discriminación racial. La cuestión es que el canal británico de televisión Sky Arts ha anunciado el rodaje de un telefilme en el que uno de los personajes centrales es el cantante Michael Jackson. Quizá muchos piensen que para dar vida en la ficción al rey del pop, fallecido en 2009, lo más lógico sería contar con un actor negro. Pero no. La productora le ha encargado el papel a Joseph Fiennes, conocido por la película Shakespeare in Love. Fiennes tiene 45 años, mide 1,83 (bastante más que Jackson) y es blanco.
En el cine es práctica habitual que cuando se recrea a un personaje real se busque —si de verdad se quiere enfatizar el rigor histórico— a actores o actrices con una cierta semejanza (aunque a menudo una buena sesión de maquillaje puede paliar tal exigencia). Con la meticulosidad que proporciona Hollywood, Meryl Streep se convirtió en una auténtica Margaret Thatcher y Benicio del Toro fue el vivo retrato del Che Guevara. Pero si lo que se quiere en realidad no es hacer un biopic sino una parodia, quizá recurrir a un impostor no sea más que un guiño pícaro al espectador. Al menos al espectador inteligente.
Esa parece ser la intención del canal británico, que no ha planteado una retrospectiva fidedigna de la vida de Jackson, sino una pieza cómica de 22 minutos que narra el pintoresco y nunca confirmado viaje por carretera de Jackson en compañía de Elizabeth Taylor (interpretada por Stockard Channing) y Marlon Brandon (Brian Cox) huyendo a toda prisa de Nueva York tras los atentados del 11-S de 2001. Esta leyenda urbana, cuyo origen es una delirante historia publicada en Vanity Fair, se reflejará en el telefilme titulado, como no podía ser menos, Elizabeth, Michael & Marlon.
El debate no ha tardado en incendiar las redes sociales. “Joseph Fiennes puede interpretar a Michael Jackson, pero Idris Elba [actor negro británico] no puede hacer de James Bond”, escribió un usuario en Twitter resumiendo el estado de la indignación. A la algarada digital han contribuido las declaraciones del propio Fiennes cuando se enteró de que había sido seleccionado para encarnar al mito del pop: “Soy londinense blanco y de clase media. Estoy tan sorprendido como vosotros por la elección”. Para generar aún más embrollo añadió que en aquellos años era probable que el color de la piel de Jackson se pareciera al suyo. “Tenía”, dijo, “una enfermedad de pigmentación en la que de verdad creo”.
Como toque de atención sobre la falta de diversidad racial, se puede entender que Spike Lee o Will Smith hayan decidido boicotear los Oscar, pero parece poco serio emprender una cruzada por el hecho de que en una comedia Jackson —siempre cuestionado por el emblanquecimiento de su tez— sea interpretado por un actor tirando a rubio.
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