_
_
_
_
Tentaciones
_
lo que hay que ver

El 'crossfit', el 'fofisano' y otras tendencias absurdas del 2015

En su momento las adoramos, ahora las repudiamos. He aquí 15 tendencias que son muy del año pasado

Bienvenido al loco mundo de las tendencias fugaces. La actualidad se mueve rápido y las modas y chorradas virales duran menos que una foto de Snapchat. 2015 ha sido un año lleno de novedades y, aunque muchas nos hayan dado para unos buenos titulares, dudamos que la mayoría sobrevivan al cambio de año. Enumeramos las modas más masivas, absurdas y perecederas que ha parido el 2015.

Los muppies, los yuccies y otros sustitutos del hipster. Si algo hemos aprendido este año es que no hay que vender la piel del hipster antes de cazarlo. Los medios de comunicación hemos vaticinado la muerte de esta tendencia cientos de veces en listas como esta. Fallamos. Estrepitosamente. Más allá de una curiosidad anecdótica, las nuevas tribus urbanas no han calado en 2015 y probablemente no sobrevivan a 2016. Lo hipster es mainstream. Y está aquí para quedarse.

El contouring. Maquilladores de todo el mundo alaban esta técnica que consiste en dibujar las formas de la cara a base de iluminadores y sombras, pero su uso quedaba restringido, hasta hace poco, a los profesionales. Fue Kim Kardashian -siempre es Kim Kardashian- quien descubrió al mundo las bondades de convertir tu cara en un cuadro renacentista, pero los resultados -más parecidos a los del Cristo de Borja- hicieron desistir a muchas de sus adeptas.

El fofisano. La tendencia peor traducida de la historia -en el original dad bod, cuerpo de padre- es también una de las más absurdas. Nada en contra de celebrar la belleza del cuerpo y los kilos de más, pero dudamos que los it boys del mundo hayan corrido a desapuntarse del gimnasio y a hincharse a cervezas y queso rallado para estar a la moda. Simplemente no es realista, nunca lo fue. Y no, el hecho de que actores como Leonardo Dicaprio o Vince Vaughn hayan ganado unos kilos no cambia absolutamente nada.

El moñete masculino. La fiebre por la estética hipster ha tocado techo con este atentado estético. Su popularidad ha llegado a tal extremo que incluso hay empresas que comercializan moñetes falsos, porque los calvos también tienen derecho a ir hechos unos mamarrachos. A pesar de su presencia en publicidad y editoriales de moda, todo parece indicar que el reinado del moñete está tocando a su fin. Un estudio -presumimos que totalmente desinteresado- de la empresa de productos de afeitado West Coast Shavings, asegura que el 63% de las mujeres los odian abiertamente. La Brigham Young University (EE.UU) los ha prohibido por encontrarlos “extremos” y de mal gusto. El mundo le ha declarado la guerra a los moñetes masculinos.

Los hoverboards. Otra tendencia de las que nos hicimos eco en Tentaciones fue la que protagonizaron estos modernos artilugios. El hoverboard parece el patinete de Regreso al futuro, es increíblemente fácil de usar y lo más sorprendente: ¡Se quema solo! La combustión espontánea de hoverboards ha copado las noticias de los últimos meses y en un tiempo récord ha pasado de ser el regalo estrella al fail más grande de 2015. En Nueva York, donde está prohibido su uso, se están planteando legalizarlos. Probablemente para cuando lo hagan no quede ninguno. El límite del paroxismo hoveboardiano se ha alcanzado esta Navidad cuando un cura ha aparecido de esta guisa en una iglesia de Filipinas. Huelga decir que lo han suspendido de su cargo.

Los drones. Son el futuro y probablemente estarán ahí mucho tiempo, pero quizá se nos haya ido de las manos nuestra obsesión con estos robots voladores. Los drones han sido los protagonistas de la mayor estafa de la historia de Kickstarter y lo que es peor, se han demostrado francamente peligrosos. Enrique Iglesias se hirió la mano en un concierto con uno de estos aparatejos y hace apenas unos días, un dron casi aplasta al esquiador Marcel Hirscher en plena carrera. Por si fueran poco peligrosos de por sí, en EE.UU. la policía está empezando a utilizar drones con armas. En España estamos lejos de llegar a esos extremos. La Agencia Estatal de Seguridad Aérea hizo público este año un documento recordando las fuertes restricciones de uso a las que están sujetos  en suelo español.

Don’t judge me challenge. O lo que es lo mismo, una excusa para que los narcisistas se disfracen de feos para después demostrar al mundo que no, que son guapos. Esta moda nació y murió en las redes sociales, donde miles de jóvenes colgaban vídeos de su “transformación”. A pesar del éxito del hashtag, las críticas desde el principio fueron unánimes, por perpetuar estereotipos estéticos -ya sabes, las chicas con gafas y coleta son lo más feo del mundo- y frivolizar con los complejos de los adolescentes.

Los cupcakes. ¿Quién quiere comer una magdalena de colores flúor y decoración barroca? Desgraciadamente mucha gente. Programas como Guerra de cupcakes o un paseo por Malasaña dan buena muestra de ello, pero confiamos en que sea una moda pasajera y en 2016 lo más in de la repostería sea un postre con colores que existan en la naturaleza. Apostamos por las torrijas.

Tidal. Beyoncé, Jack White, Madonna y Usher prometían convertir esta plataforma de música en streaming en una revolución. Quizá no habían oído hablar de una cosa llamada Spotify. Tidal se conviritió en lo más durante una media hora, para desaparecer en el olvido después. Ni los 56 millones de dólares invertidos en el invento han conseguido hacerlo remontar.

El normcore. Ser normal es el nuevo ser especial. La máxima de esta tendencia unisex ya suena un tanto ridícula. Aún así, 2015 ha supuesto el estallido del normcore, que aboga por vestir con lo primero que pilles. Parece tentador y cómodo, pero no hace falta buscarle un nombre anglosajón, ni convertirlo en moda para justificarlo. Tu padre, probablemente, sea el mejor representante del normcore que tengas a tu alrededor. Y, asúmelo, tu padre no es un trendsetter.

Hombres con pelos de colores, barbas de purpurina y demás variantes festivo-capilares. Una tendencia que, creemos, no traspasó las fronteras de Instagram. Están los bronies, hombres adultos -al menos físicamente- que se disfrazan de Mi pequeño poni; Los merman, hombres que se tiñen el pelo para parecer sirenas (¿?); Y por último los glitterbeard, señores que se llenan la barba de purpurina imbuídos por el espíritu navideño. Inquietante.

El crossfit. Ya nos hicimos eco de esta fiebre hace unos meses y después de comprobarlo en nuestras flácidas carnes podemos asegurar que combinar tortura y entrenamiento no es una buena idea. En España hay más de 30.000 practicantes de esta pseudoreligión, lo que lo convierte en el segundo país de Europa con más fieles. Aún así las voces críticas contra este deporte extremo comienzan a hacerse notar. Hay formas mejores -y más saludables- de ponerse en forma. Y si no, siempre te quedará decir que no estas gordo, que eres un fofisano.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_