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Tentaciones
LO QUE HAY QUE VER

Rajoy y Sánchez: mundo viejuno

¿Pero esto qué es? ¿Una reposición del 'Ministerio del tiempo'?

Sin esperarlo, me he convertido en esa persona que ve debates políticos televisados. ¿Quién me lo iba a decir? Cuando echo la vista atrás y recuerdo aquel momento en el que Rajoy y Rubalcaba se enfrentaban en el tradicional cara a cara mientras yo, supongo, danzaba por las calles a la espera de encontrar algo más divertido que hacer, se me escapa una lágrima de nostalgia. Antes, como ven, tenía una vida que atender, una existencia feliz y despreocupada en la que depositaba todos mis intereses en las manos del bipartidismo -entonces lo llamábamos simplemente elecciones, ya que tampoco había otra cosa mejor- y dejaba que los políticos, esos seres autoproclamados como guardianes del Estado, hiciesen y deshiciesen a su antojo. Ay, qué tiempos. Ahora vivo pegado a twitter, a la actualidad y a las tertulias televisivas. Soy el Jordi Évole de mi casa, la Ana Pastor de Tentaciones.

Con esta euforia que me corroe, que me ahoga y que me abraza, me dispuse a asistir al cara a cara definitivo, al debate que iba a enfrentar a Rajoy y Sánchez, a la cita imprescindible para dilucidar las dudas de los pobres indecisos -me apellido Confuso, imaginarán que soy el rey en el país de los tuertos-. Puse el móvil a cargar, abrí la app de twitter, sintonicé La Sexta, que es donde los enfermos de política lo vemos todo, y me dispuse a disfrutar de un cruce dialéctico a la altura de los grandes enfrentamientos de otras épocas, del Felipe González de la pana, del discurso de la casa de Adolfo Suárez. Un placer casi orgásmico. Entonces... Entonces, todo cambió al blanco y negro. ¡Esto sí que no lo esperaba! Como surgidos de la época más rancia de la democracia española, los dos candidatos se situaron en un plató aséptico, falto de ingeniería visual, junto a un moderador rescatado y desempolvado para la ocasión. ¿Pero esto es el 'Ministerio del tiempo'?

“Buenas noches España, buenas noches Europa, buenas tardes América”.

De un plumazo, la Academia de la Televisión se había cargado la ilusión y el avance que muchos habíamos detectado en estas elecciones. La sociedad, el pueblo llano, harto de los teatrillos orquestados como excusa para poder ocupar un sillón y sueldo público, había encontrado, por fin, el asidero con el que levantar el culo del asiento y acudir a las urnas con esperanza. Ver tambalear las sillas de los que nos han abocado al desastre siempre es placentero. En España se debatía, mucho y con interés. Se planteaban diversas posiciones, se contrastaban ideas, incluso se reconocía que algunas iniciativas del contrario eran acertadas y no se tenía miedo a decirlo en público. ¡Loco! ¡Loco! ¿Pero esto qué es? ¿Partidos llegando a puntos comunes? Aquí hay que hacer algo. Menos mal que Manuel Campo Vidal estaba dispuesto a salir al rescate.

El espectáculo al que asistimos anoche hubiera podido tener algún sentido si el actual presidente del gobierno se hubiese sentado, incluso uno por uno -que ya son ganas de debatir-, con el resto de candidatos, tratando de desmontar sus argumentos y consolidar su puesto como líder absoluto. Pero, ¿a qué viene que tan solo el 50% de la intención de voto debata entre ellos como si la mitad restante no contase? ¿A qué viene que el moderador del show frenase la primera intervención de uno de los candidatos en la que iba a reprocharle al otro su falta de asistencia a otras citas clave? La ilusión convertida en gatillazo en pleno 'prime time'. Ni los peores augurios podrían habernos situado en esta tesitura. Durante una fracción de segundo estuve tentado a saltar a Mediaset. Total, para ver un programa de entretenimiento para las masas mejor veo uno presentado por Jesús Vázquez. Pero aguanté. Me aferré al móvil y tuitteé como si no hubiese un mañana. ¿Renunciar a la política? ¡Nunca!

Durante dos largas horas, la corbata roja de Pedro Sánchez y la corbata azul de Mariano Rajoy hicieron todo lo que gran parte de los votantes les han pedido que no hagan. Lanzaron datos a cascoporro sin preocuparse en explicar nada, enarbolaron la bandera del 'y tú más', pronunciaron las frases clave que sus asesores les habían dicho que tenían que pronunciar y mostraron preciosos gráficos a juego con los colores del traje para escenificar el motivo de su enfado. Uno le acusó de indecente y el otro le respondió que había sido 'ruin y deleznable'. Así se acaba con el paro, así se llega a un gran pacto por la educación, así se pone sobre la mesa la insuficiencia de las medidas contra la violencia machista, así se acaba con la corrupción y la politización de los grandes tribunales, así se encaja el desafío catalán, así se trata el ninguneo de la mayoría de las comunidades autónomas, así se fomenta la investigación y el desarrollo, así se ajustan las cuotas de los autónomos a su facturación, así se financia la sanidad, así se analiza el problema de las diputaciones, así se... ¿arregla España?

¡Qué lástima que la Academia de Televisión haya olvidado cómo funciona la televisión actual! ¡Qué lástima que los dos grandes partidos de las últimas décadas hayan olvidado cómo funciona la sociedad actual! Mientras los ciudadanos han tenido su bolsillo lleno se han fijado muy poco en lo que hacían los políticos. Parece que alguien ha olvidado que esos tiempos han terminado. No sientan pena. Cuando vayan a votar el próximo domingo piénselo y actúen en consecuencia. No nos merecen. No nos los merecemos.

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