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CLAVES
Columna
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Elogio de la CUP

Si yo pudiera votar en Cataluña, votaría a Baños para tener una sensación inigualable de apocalipsis.

Jorge M. Reverte

Yo supongo que, en aras de la razón, de la formación política llamada CUP, Candidatura de Unidad Popular, han desaparecido los restos de un maoísmo que quizá en este caso, en el partido de Antonio Baños nunca estuvo presente. Me refiero a que antes las candidaturas que se llamaban CUP tenían un origen maoísta.

Durante muchos años, en Europa (Sartre tuvo la culpa, como de tantas cosas) hubo grupos maoístas, que presumían de hacer una política profundamente democrática porque hacían asambleas interminables, y porque los campesinos sin tierra eran la figura central de la revolución. A mí me interesa mucho que no se indague en la caterva de bobos que poblábamos sus filas. Pero llegó el día en que se vio que los payeses no tenían nada que ver con los sin tierra y que las asambleas en la universidad acababan con una fiesta gastronómica en la que el plato central era profesor estofado.

Dejó de haber CUP y apareció una catalana que recuperó alguno de los modales clásicos. Y un tipo aseado y sin ninguna pinta de orate empezó a decir cosas que aplaudían sus seguidores, y ponían los pelos de punta a una gran parte de Convergència y a toda la patronal catalana: abolición del capitalismo, salida de la Unión Europea, nacionalización de la banca, impago de la deuda…

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La verdad es que ese programa me gusta. No sé si por irrealizable, por indeseable o por irrepetible. Es maravilloso en su candidez asesina. Solo unos yihadistas sin remedio tendrían el valor de aplicar semejante lista de despropósitos sin llevar un Kaláshnikov colgado del hombro y la voluntad clara de usarlo hasta con la madre de uno. De momento han conseguido que varios cientos de miles de personas les escuchen sin partirse de risa o fundirse en un llanto infinito.

Han conseguido, eso sí, abochornar a Mas y sus secuaces, y dejar la república catalana a punto de la desaparición. Y a todos con la sensación de que en la península Ibérica se ha producido una vez más el hecho más surrealista que los cielos hayan visto.

Si yo pudiera votar en Cataluña (si ganan los soberanistas voy a pedir la nacionalidad), votaría a Baños, para tener una sensación inigualable de apocalipsis.

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