Jude Law, el amante de los gestos pequeños
Ha dejado atrás los escándalos y la vorágine de la fama. Hoy el actor cultiva su espiritualidad y la vida sana
Jude Law celebra la oportunidad que le da el cine de tener una vida de fantasía que le permite viajar por el mundo, disfrutar experiencias "fantásticas" y conocer gente de todo tipo. Por eso dice que ama su profesión, porque le "permite vivir una vida de ensueño", aunque reconoce que su realidad es "mucho más simple". Nada que ver con el personaje que interpreta en su último trabajo, el minifilme The Gentleman’s Wager II, rodado en Italia y Mónaco junto al actor italiano Giancarlo Giannini y la actriz china Zhao Wei. Promovido por Johnnie Walker Blue Label y dirigido por Jake Scott, hijo de Ridley Scott, el corto se sitúa en una lujosa villa italiana y tiene como gran protagonista el fantástico coche vintage de carreras Delhaye 135S, de un valor incalculable. En él, Law no duda en enfundarse un mono de mecánico para hacer correr el vehículo e intentar demostrar a Giannini que es posible conducirlo hasta Mónaco. A lo largo del camino, se encuentra con la bella Wei y vive pequeñas experiencias que le hacen apreciar lo satisfactorio que es recibir ayuda de los demás y lo importante que es para perseguir los objetivos de uno.
Aunque a Law le gusta entrar en un mundo fantástico a través de las películas, reconoce a este periódico que su vida es más sencilla. Para empezar, no conduce un coche de carreras, sino "un coche mucho más pequeño". Hecho que agradece, porque aunque disfrutó llevando este ejemplar único en el mundo, sí admite que era difícil de manejar y llegó tener agarrotadas sus piernas. "No soy un obsesionado de los coches", dice, quizás para desterrar la imagen derrochadora que se pueda tener de los grandes actores de Hollywood.
Con 42 años y cinco hijos, para el actor una vida "de lujo" consiste en permitirse hacer lo que a uno le apetece, que puede ser desde "un buen viaje a dar un paseo por un sitio que te encanta, comer un menú fantástico o beber un buen whisky", su bebida preferida, la misma que beben los típicos gentlemen británicos. Pero él a palo seco, sin siquiera hielo.
En su día a día valora los pequeños gestos. "Es uno de los mejores modos de estar abierto a los demás", asegura. Él mismo intenta aplicarlos. Echando la vista atrás, recuerda uno de estos gestos que tuvo de agradecimiento. "Una vez, le di un sombrero a una persona a la que no conocía, simplemente porque le gustó mucho", recuerda. "Te sientes mejor", confiesa. "El mismo sentimiento que provoca detenerte a saludar a alguien, preguntarle qué tal está, abrir las puertas a un extraño que necesita ayuda o echar una mano a reparar una rueda pinchada a una persona que está en apuros en la carretera". Lo hizo hace poco, cuando después de una boda se encontró en una gasolinera con un hombre al que se le había estropeado el coche. "Le ayudé, fue bastante fácil y él fue muy amable", rememora.
Pequeños gestos que además de en su vida diaria, dice aplicar en el trabajo. "Si te abres a los demás y eres generoso, sueles recibir lo mismo". Law, candidato al Oscar en dos ocasiones (Cold Mountain y El talento de Mr. Ripley), disfruta participando en los guiones de sus películas.
Después de vivir cuatro meses en Italia por el rodaje de la serie The Young Pope, cree que los italianos "son muy buenos en saber cómo se vive bien". De la cultura mediterránea aprecia "el interés por la familia, la comida, el fútbol y los vinos". En Roma "cada día es inspirador", y Law se ha enamorado del arte y la arquitectura de la ciudad. "Los italianos priorizan muy bien las cosas importantes", sostiene el actor. También le gustaría pasar una temporada en España. "No sé qué haré después de este trabajo. Pero me encantaría rodar con Almodóvar", dice con una gran sonrisa y con brillo en sus ojos, extremadamente azules. Además de para ponerse bajo las órdenes del director manchego, también le gustaría poder ver cómo se vive en este país —"siempre hay algo interesante que aprender"— y para practicar el español que ha estudiado.
De villano a Papa
El actor británico no para. Volverá pronto a la gran pantalla como villano en King Arthur, que se estrenará el próximo año y está dirigida por el exmarido de Madonna Guy Ritchie, con quien Law ya trabajó en Sherlock Holmes. En 2016 también aparecerá en The Young Pope, una serie de televisión de ocho capítulos dirigida por el italiano Paolo Sorrentino, padre de La grande bellezza que pasa de la pantalla grande a la pequeña.
En ella, Law interpretará a un pontífice estadounidense muy conservador, Lenny Belardo, bajo el nombre de Pio XIII. Su imagen será muy diferente: aparece con el cabello gris y vistiendo un gran sombrero blanco con decoraciones de oro que acompañan a su atuendo papal.
Compartirá protagonismo con la actriz estadounidense Diana Keaton, que interpretará a la Hermana María, una monja de América que vive en la Ciudad del Vaticano. La serie es una producción internacional en la que participan Reino Unido, Italia, Alemania, Estados Unidos y Francia.
Más alejado de la vorágine en la que vivió hace una década, ahora se relaja haciendo deporte. Todavía recuerda los días en los que su nombre se propagó por doquier, por guapo y por su talento como actor pero también por ser víctima del asedio de los paparazis, que le perseguían constantemente y le situaron en el centro del escándalo que acabó con el periódico amarillista News of the World, que actuó con prácticas poco éticas para inmiscuirse en la vida privada de los famosos. De Law consiguieron "una cantidad descabellada de información". En el mismo juicio al que acudió a declarar en enero de 2014, el intérprete descubrió el nombre de un familiar que había cobrado por vender cotilleos de su vida.
Aunque le gusta cuidarse, reconoce que le encantan "el chocolate y las patatas fritas, aunque también la buena comida". El ejercicio le sirve para "limpiar la mente". "Me gustaría tener más tiempo para estar alejado del trabajo y de los problemas y tener una vida más espiritual".
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