Seis motivos para sucumbir al arte sonoro de Tim Hecker

Reconocido como uno de los productores de ambient y aventureros musicales más relevantes del mundo, el canadiense Tim Hecker aterriza en España para ofrecer dos pases en directo: el 24 de Octubre en la Sala Taboo de Madrid, Taboo, en el marco del festival 981 Heritage SON Estrella Galicia; y 30 de Octubre en el CaixaForum de Barcelona.

Hecker lleva más de una década manipulando instrumentos y generando todo tipo de ruidos, en un terreno gaseoso y hechizante que busca permanentemente el equilibrio entre la calma y la zozobra. De la electrónica fracturada de sus inicios a los pianos manipulados y los sonidos orgánicos de los últimos discos, su trayectoria sirve para explicar el propio cambio experimentado por el ambient y la música de vanguardia en los últimos tres lustros. Puede que Hecker no lo ponga fácil de entrada (en su música no abundan los estribillos pegadizos, precisamente) pero conocerle es casi siempre paso previo a la admiración. He aquí algunas pistas para saber un poco más de él y poder apreciar su imponente trabajo.

1. Es un enamorado de los pianos y los órganos de iglesia

Uno de sus discos más celebrados, Ravedeath, 1972 (Kranky, 2011), lo grabó en una catedral en Islandia para poder tener a mano en todo momento el órgano del templo, instrumento básico del álbum, tan anorme que resultaba imposible de trasladar a un estudio. En ese mismo disco hay se incluye una composición llamada The Piano Drop, y en la portada del álbum se muestra precisamente eso: un piano a punto de ser arrojado desde lo alto de un edificio. En Virgins (Kranky, 2013; su último LP hasta la fecha) también abundan los teclados de todo tipo como fuente primera de sonido, y sobre el escenario Hecker suele utilizar un piano para generar acordes que después transforma en vivo con sus sintetizadores.

2. Su nombre destaca en los catálogos de los más prestigiosos sellos de la electrónica mundial

Desde que decidiera dejar atrás su alias Jetone, con el que tuvo una primera fase de tendencia clubber, y se decantara por el lado oscuro y etéreo de la electrónica, Hecker ha recalado en plataformas como Mille Plateaux (hogar del sonido “clicks and cuts” en el cambio de siglo), Alien8, Staalplaat, Fat Cat, Kranky y más recientemente Software Recording Co., el sello de su amigo Oneohtrix Point Never. No hay muchos músicos de su generación que puedan presumir de semejante currículum.

3. Tiene un doctorado en ruido y trabajó para el gobierno de Canadá

Además de su talento compositivo, Hecker es lo que se conoce comúnmente como un cerebrito. Durante años trabajó como analista político para diferentes ministerios del gobierno canadiense, confeccionando leyes y aconsejando a secretarios de estado y altos cargos del gabinete. En 2006 (y, según ha contado en alguna ocasión, bastante asqueado) decidió dejarlo para dedicarse en cuerpo y alma a su pasión por los sonidos y enrolarse en la McGill University, en Montreal, donde –siete años después, ojo– se sacaría el doctorado en “ruido urbano”. Solo por ese detalle merece ya todo nuestro respeto.

4. Es permeable a trabajar con otros artistas y está siempre listo para la aventura.

Ha girado con Sigur Rós y sus compatriotas de Godspeed You! Black Emperor; ha colaborado con Ben Frost, el islandés Valgeir Sigurdsson, Maria Minerva y Daniel Lopatin (en el álbum Instrumental Tourist), y ha remezclado, entre otros, a Mogwai, Dorian Concept, Ellen Allien y el grupo de post-metal Isis. Además, también se ha adentrado en el campo de las instalaciones sonoras, ha trabajado con artistas visuales como Stan Douglas y Charles Stankievech y ha compuesto la banda sonora del documental Massacred for gold, sobre la masacre de unos mineros de origen chino en Oregón a finales del siglo XIX.

5. La prensa especializada lo adora. Y –más importante aún– el público también.

En una reciente encuesta del magazine británico online Fact, una de las biblias de la electrónica actual, entró en la lista de los artistas favoritas de los lectores, con tantos votos como Daft Punk, Björk, Sonic Youth o My Bloody Valentine. Puestos a completar este apartado de nombres y referencias, resulta también revelador un artículo, publicado en Pitchfork en el año 2006, donde citaba algunos de sus músicos favoritos: ahí estaban, compartiendo espacio, artistas tan distintos como Toumani Diabaté, Chico Buarque, Blonde Redhead, Broadcast, Iggy Pop y Brian Eno. También señalaba Sometimes, de My Bloody Valentine, como su canción favorita de todos los tiempos.

6. Acaba de ofrecer un show en el festival Unsound en el que se mezcla música y olores

Sí, han leído bien: olores. El espectáculo, llamado Ephemera Live y comisariado por los propios responsables del festival polaco, tenía como objetivo conectar la música de Hecker con el diseño lumínico y cromático del artista conceptual Marcel “MFO” Weber y la fragancia Drone, obra del prestigioso perfumista Geza Schoen (que, al parecer, se inspiró en la música de Hecker para dar con la fórmula final de su nueva creación aromática).