El regreso más recatado de Janet Jackson
La cantante rompe su silencio musical tras siete años y se coloca en el número uno con una imagen menos sensual por su cercanía al islam
Muchos años antes de que Miley Cyrus hiciese campaña por su derecho a enseñar los pezones en Instagram con el lema #freethenipple (liberad el pezón), Janet Jackson lo hizo sin pedir permiso y a lo grande, en su famoso episodio de la Superbowl de 2004. Aquello tuvo varias consecuencias: espoleó la invención de YouTube –un joven empleado de PayPal, frustrado porque no encontraba las imágenes en Internet, creó una plataforma en la que se podían compartir vídeos fácilmente–, acabó con el directo real en los grandes acontecimientos televisivos y marcó la carrera de la cantante para mal.
Esos segundos de supuesta “disfunción de vestuario” la condenaron a una década de ostracismo y oscurecieron lo que Jackson logró en los ochenta y noventa, cuando logró zafarse de la sombra de su hermano Michael e inventarse un sonido que vendía desinhibición sexual envuelto en rhythm & blues comercial.
Tras pasar siete años alejada de la vida pública, la artista vuelve a la escena y esta vez todo parece alinearse a su favor. Se acaba de anunciar que es una de las candidatas a ingresar en el Rock and Roll Hall of Fame –aunque esa distinción apenas tiene ya significado sí da una idea de que su nombre se tiene en cuenta de nuevo– y su recién estrenado disco, Unbreakable, se ha colocado en la primera posición de los discos más vendidos de Estados Unidos, la séptima vez que lo consigue en su carrera. Un hito conseguido anteriormente por cantantes como Bruce Springsteen y Barbara Streisand. Pero es que además las buenas críticas la acompañan.
Para grabar el primer álbum que lanza tras la muerte de su hermano, la cantante se ha reunido con los productores que trabajaron en sus éxitos añejos, Jimmy Jam y Terry Lewis, y al parecer el gesto ha dado resultado. El respetado portal Pitchfork asegura que el primer single, titulado No Sleep, es “una de las mejores canciones del año”. En la publicación digital Flavorwire le dedican también una oda a la artista en la que aseguran que “es más importante que Madonna”. El artículo argumenta que el personaje público que dibujó Jackson, el de afroamericana sexualmente liberada, puso el modelo que luego han seguido megaestrellas como Rihanna y Beyoncé (que siempre la cita como una de sus mayores influencias), pero también para artistas jóvenes más minoritarias pero muy respetadas como FKA Twigs y la emergente rapera Tinashe.
El retorno de la artista está acompañado de especulación por su posible conversión al islam, que ella no ha confirmado. La cantante se casó en 2012 con el multimillonario qatarí Wissam Al Mana y se cree que Jackson, que se crió como testigo de Jehová al igual que el resto de su familia, podría haber abrazado la fe musulmana. Su nueva religión explicaría los atuendos que luce en la gira de Unbreakable, que le cubren casi todo el cuerpo y están muy lejos de aquel pezón enjoyado.
Las letras del disco no acaban de despejar las dudas sobre si la pequeña de los Jackson se ha vuelto recatada y piadosa. Es cierto que el tono no es tan abiertamente sexual como el que respiraban sus discos más populares, Control (1986) y Rythm Nation (1989), pero tampoco se puede decir que la cantante se haya pasado a los cánticos espirituales. En No Sleep, dice: “48 horas de amor, va a ser un maratón de fin de semana / más vale que te prepares mi rey”. Tapada o destapada, Janet sigue siendo Janet.
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