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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cuando los políticos se lanzan a bailar

De aquí al 20-D veremos a políticos de todos los colores pasearse por los telediarios y deambular por programas de humor

Rosario G. Gómez
Pedro Sánchez (izquierda) y Miquel Iceta (derecha), bailando, al término del acto de fin de la campaña electoral del PSC para las autonómicas catalanas del 27-S.
Pedro Sánchez (izquierda) y Miquel Iceta (derecha), bailando, al término del acto de fin de la campaña electoral del PSC para las autonómicas catalanas del 27-S.ALBERT GARCÍA

Salvador Dalí consideraba la televisión uno de los procedimientos más viles de la cretinización humana. Pero aún así la veía y no tenía reparos en participar en todo tipo de programas. La pantalla es dual y contradictoria. Lo demuestra la percepción que el público tiene de sus contenidos y el verdadero retrato que arrojan las audiencias. Si los documentales de La 2 tuvieran tantos espectadores como los que dicen verlos, se emitirían en La 1.

El embrujo que la televisión ejercía en el inconmensurable pintor se plasma también en la política contemporánea. No está demostrado que el medio de masas por excelencia sea capaz de ganar unas elecciones, pero nadie duda de que la aparición en la pantalla estereoscópica puede ser un excelente trampolín. La televisión ofrece a un aspirante a líder la posibilidad de foguearse en las tertulias —Pablo Iglesias o Pablo Casado son casos paradigmáticos— y cuando se acercan unas elecciones conviene haber superado la presión de los focos.

Nuestros políticos han aprendido a aprovechar la pantalla para lanzar discursos ideológicos y propuestas de Gobierno y también para mostrar su otra cara, su perfil más humano. El mes pasado, Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se dejaron acompañar durante una jornada completa por Ana Rosa Quintana para mostrar a los espectadores su vida cotidiana y le abrieron a la periodista las puertas de su hogar. Esta semana, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ha exhibido sus dotes para el baile en El hormiguero a través de una coreografía con Pablo Motos y su equipo. En ese mismo plató Esperanza Aguirre se marcó un chotis y se atrevió a cantar en inglés la muy castiza ¿Dónde vas con mantón de Manila?

También el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, tuvo ocasión de demostrar durante la campaña del 27-S su afición a la música y al baile. Su pequeño show sobre el escenario mitinero siguiendo el ritmo de Don’ t stop me now, de Queen, se ha convertido en una actuación viral. “Hay gente a la que le gusta la independencia y gente a la que no. Hay gente a la que le gusta bailar y gente a la que no”, respondió Iceta con ironía ante el alud de críticas del PP.

De aquí a las elecciones del 20-D veremos a políticos de todos los colores pasearse por los telediarios y deambular por programas de humor, formatos de cotilleo, magacines de variedades y espacios de aventuras prestándose a todo tipo de espectáculos. La vicepresidenta tiene ya apuntada en su cartilla la próxima cita con Planeta Calleja, el mismo espacio en el que Pedro Sánchez participó hace pocos meses y en el destapó sus habilidades (precarias, por cierto) para colgarse con un arnés de lo alto de un molino de viento. Pero a veces sale rentable conversar con dos hormigas de trapo o hacer un poco el ridículo ante las cámaras si con ello consigues meterte en el bolsillo a varios millones de telespectadores (y potenciales votantes)

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