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Tribuna
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Europa ante la realidad

La UE sólo podrá afrontar la crisis de los refugiados si lo hace de forma conjunta y solidaria

Joschka Fischer

Hasta hace unas semanas, los europeos creían vivir en una especie de santuario, aislados de los conflictos del mundo. Las noticias e imágenes de migrantes ahogados eran espantosas, pero la tragedia que se desarrollaba al sur de Italia, Grecia y Malta parecía muy lejana. Más lejana aún parecía la brutal guerra civil que devasta Siria. Su presidente Bachar el Asad llegó a emplear gas venenoso y bombas de barril llenas de clavos contra la población rebelde. Y a los que escapaban, les aguardaba el terror del Estado Islámico. Cientos de miles murieron asesinados, millones de sirios huyeron; la mayoría para vivir durante años en campos de refugiados en Jordania, Líbano o Turquía, en condiciones deplorables y sin esperanzas de mejora.

Así que en algún momento del verano, desaparecida la última esperanza de volver a Siria y ya sin una alternativa realista a Asad y al Estado Islámico, miles de personas pusieron rumbo a pie a una Europa que parecía prometer un futuro de paz, libertad y seguridad. Fue entonces cuando Europa, testigo de un éxodo de proporciones bíblicas, no pudo seguir ignorando los conflictos de su vecindario y tuvo que afrontar la dura realidad a la que antes parecía inmune.

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Pero Europa, vaya novedad, no estaba preparada. Carecía de herramientas civiles, diplomáticas y militares con las que contener (por no hablar de resolver) los conflictos vecinos y cuando los migrantes llegaron, la política de asilo de la UE fracasó porque el denominado acuerdo de Dublín III no ofrecía un mecanismo eficaz para distribuir a los refugiados entre todos los Estados miembros tras el registro inicial en los países fronterizos. Cuando miles de refugiados llegaron a Budapest camino de Alemania y Escandinavia, un desastre humanitario golpeó a las puertas, y la canciller alemana Angela Merkel tuvo que elegir: o aceptar a los refugiados o correr el riesgo de un agravamiento de la crisis en Budapest.

Es probable que si Alemania hubiera esperado dos días más, el desastre se hubiera producido. Merkel tomó la decisión, valiente y acertada, de permitir la entrada de los refugiados a Alemania. Esto la hace merecedora de respeto sincero y apoyo total, más aún vista la glacial respuesta de muchos miembros de su propio partido.

Ahora, Europa debe hacer lo posible para garantizar que la exitosa integración de los refugiados

Merkel no fue la única en personificar los valores humanos en estos momentos decisivos. Grupos de la sociedad civil en Alemania, Austria y otras partes se movilizaron como nunca para hacer frente al enorme desafío. Sin la empatía activa de la opinión pública, las autoridades no lo hubieran logrado. Ahora, Europa debe hacer lo posible para garantizar que la exitosa integración de los refugiados.

El flujo de refugiados cambiará a Alemania y a Europa. La UE solo podrá hacer frente al reto (y aprovechar la oportunidad) de integrar a los recién llegados si lo hace de forma conjunta y solidaria. Si esta crisis rompe la unidad, las consecuencias para todos (especialmente para los refugiados) serán graves. Lo primero y principal es establecer un nuevo sistema para la protección efectiva de las fronteras externas. Esto incluye un mecanismo conjunto de evaluación de las solicitudes de asilo y un mecanismo para distribuir equitativamente a los refugiados entre todos los países. Además, si la UE desea conservar sus valores centrales (incluida la supresión de las fronteras internas), deberá concentrarse en estabilizar a sus vecinos de Oriente Medio, el norte de África y el este de Europa con dinero, compromiso y todo su poder, el duro y el blando.

Pero Europa no debe caer en una triste realpolitik que traicione sus valores en otros lugares. Sería un grave error vender los intereses de Ucrania y levantar las sanciones a Rusia por la errónea creencia de que se necesita la ayuda del Kremlin en Siria. No es buena idea tratar de reparar los errores del pasado cometiendo otros peores. Y claro que hay riesgo de que la crisis de los refugiados fortalezca a los partidos nacionalistas y populistas. Pero la renacionalización de la política interna de la UE viene de mucho antes de la crisis de los refugiados. En la raíz de este fenómeno hay un conflicto sobre el futuro de Europa: ¿regresar a un continente de naciones-Estado o avanzar hacia una comunidad de valores compartidos? Los europeos que creen en Europa deberán reunir todas sus fuerzas (y su coraje) para afrontar los tiempos que vienen.

Joschka Fischer, exministro de Asuntos Exteriores y vicecanciller de Alemania entre 1998 y 2005. Exdirigente de Los Verdes.

Traducción de Esteban Flamini.

Copyright: Project Syndicate, 2015.

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