Las adicciones matan... a otros
'American ultra' es el último ejemplo de película en la que alguna sustancia convierte al protagonista en una máquina letal.
En estas películas el héroe es un adicto, como Jesse Eisenberg en American Ultra. En otros casos, el subidón del personaje resulta objeto de mofa. Sea como fuere, la droga parece dar superpoderes. Eso sí, sólo en la ficción
American Ultra (2015)
El dependiente anodino que interpreta Jesse Eisenberg en American Ultra es de los que se pilla un buen pedo en el club de tetas a las 8 de la mañana. Y así, atontolinado, se arrastra el resto del día. Con su coche bien cargado de hongos alucinógenos, desconoce que, en realidad, es un agente dormido creado por la CIA. Cuando le activan se carga a dos tipos él solito… con una cuchara. Y sin soltar el porro.
Juerga hasta el fin (2013)
Cuando James Franco te invite a uno de sus fiestones… ¡huye! En esta comedia apocalíptica, Franco y sus colegas se interpretan a sí mismos colocados hasta las trancas. De la risa tonta pasarán a la ansiedad más brutal, mientras intentan sobrevivir poniendo en peligro a los demás. Moraleja: que el fin del mundo no te pille en plena happy hour.
Superfumados (2008)
James Franco, sí, otra vez. Porque al actor le encanta apoyar la legalización de la maría. Y porque ese título españolizado, Superfumados no podía faltar en esta lista. Franco es el locuaz dealer de Seth Rogen. Ambos, desinhibidos, pasan el día con la pupila dilatada hasta que son testigos de un asesinato. Pero da igual que estén en juego sus vidas y unos matones les persigan: siempre hay tiempo para liarse un porro.
El gran Lebowski (1998)
Los hermanos Coen se imaginaron a un tipo atolondrado llamado El nota y dieron en el clavo de la comedia más absurda. Con un ruso blanco en una mano y un porro en la otra, Jeff Bridges era confundido con otro Lebowski, un tipo forrado de pasta. Y, a partir de aquí, el delirio. Porque no hay nada más atractivo que ver a un loser saliéndose con la suya.
Sin límites (2011)
Bradley Cooper se convierte en la versión perfecta de sí mismo gracias a una pastilla. Con ella es capaz de escribirse un libro en cuatro días o de contar con un campo de visión que ni un águila. Su director, Neil Burger, estrena ahora la serie, en la que el nuevo protagonista va más allá, resolviendo casos del FBI gracias a tan prodigiosa droga. El agente secreto definitivo.
Lucy (2014)
No contento con Nikita, Luc Besson invitó a Scarlett Johansson a demostrar que podía pasar de ser musa de Woody Allen a transformarse en una máquina de matar. Lucy es una mujer cualquiera, obligada a hacer de mula de una potente droga que, accidentalmente, su cuerpo acaba absorbiendo. Su venganza, como el uso de su capacidad cerebral, no conocerá límites.
Scary Movie (2000)
Ésta es la escena. Ghostface, el asesino de la saga Scream que se oculta tras una máscara, comparte con unos chavales un bong improvisado que resulta ser una enorme pecera. Del colocón se le cambia hasta el gesto de la careta. Ghostface se anima y acaba rapeando y moviendo los brazos con mucho flow, olvidando, horror, que en la mano empuña su mítico gancho asesino. No queda ni uno vivo.
La naranja mecánica (1971)
La distopía empapada en leche-plus, el potente cóctel futurista que Alex y sus matones, los drugos, engullen antes de apalear a vagabundos en la calle o violar a mujeres en su casa. El yonqui ultraviolento interpretado por Malcolm McDowell sufrirá su propio Trainspotting en la película de Stanley Kubrick, aunque de poco le servirá. Justicia poética.
Miedo y asco en Las Vegas (1998)
Una de las películas más alucinógenas de la historia del cine reúne a un imprevisible periodista, que desvaría con murciélagos que le persiguen y lagartos que toman copas, y su abogado, dispuesto a sacar la pistola cuando menos te lo esperas. Johnny Depp y Benicio del Toro perdidos en el desierto de Las Vegas de la mano de Terry Gilliam. Para qué quieres pedir más.
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