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PORQUE LO DIGO YO
Columna
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Hijos del ‘show business’

Los famosos lo tienen peor: toda la vida esquivando paparazis para que ahora los documenten sus hijos

Kaia Gerber, hija de Cindy Crawford, durante un viaje a Malibú en junio.
Kaia Gerber, hija de Cindy Crawford, durante un viaje a Malibú en junio.GTRES

¡Qué barbaridad! Cómo llegan las nuevas generaciones. ¿Han visto a Lily-Rose Depp, superestrella a los 16? ¿Y la mini Cindy Crawford posando en los fotocoles en plan Pataky, con 13 añitos? Se da mucha maña pero si yo fuera mamá Cindy, en vez de animarla a que me robara los versaces la obligaría a sacar notables de media, por si las moscas. El mundo del show business está lleno de joselitos y rociítos y, hasta nueva orden, solo hay una hija de [Angelina Jolie] que haya superado la maldición.

Los hijos de los famosos pasan de Peppa Pig al posado en Vanity Fair. Y todos, los de los famosos y los del común de los mortales, se hacen fotos en bikini poniendo morritos y/o abrazándose achispados a sus BFF. Y para más inri, lo cuelgan en Internet.

Perdonen que me ponga en plan señora de las de no somos nadie y que solo me falte el perrillo faldero y el transistor, oiga, (si pudieran verme por un agujerito, verían que tengo de los dos), pero no puedo callarme: ¡No somos nadie! ¡Y menos mal!

Por una vez, los famosos lo tienen peor que el resto. Toda la vida dando esquinazo a los paparazis para que ahora los documenten sus propios hijos. Así que, den las gracias por no ser nadie y pasar las vacaciones en Gandía en vez de en Saint-Tropez. Cuando consigan su metro cuadrado de arena, coloquen sombrilla y pareo, saquen el móvil y repasen los Instagrams (¡horror: sin candadito!) de los vástagos de las top models y las familias reales en el exilio. Y verán.

Ríanse del reality de las Kardashian. Lo que enseñan —farras en Saint-Moritz, carlinos monísimos, sandalias de a 1.000 de vellón, esquí en Colorado, megayates en las Bahamas— supera por varios cientos de pueblos, y millones de dólares, a la ficción.

Si fueran mis hijos, castigados para siempre. Y si fuera caco, me pondría las botas. Con la geolocalización y la información que proporcionan las criaturas… ¡Bingo!

En fin, no demos ideas, que algún ladrón habrá que lea EL PAÍS.

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