Yoga

El 11 de diciembre de 2014, la ONU tomó una de las más controvertidas decisiones de su historia: el 21 de junio sería el Día Internacional del Yoga. Como con el Partido Comunista Español, que se legalizó un Sábado Santo para aprovechar que a quienes más podía molestar el tema estaban de misa, de procesión o de resaca, lo del yoga se hizo coincidir con una jornada delicada: la fiesta nacional de Burkina Faso.

Finalmente, hoy es 21 de junio. No vamos a tratar de explicar de qué va el yoga, porque no queremos ofender a quienes realmente saben de qué va. Pero sí que hemos googleado en busca de celebridades que lo practican. Nos ha aparecido Russell Simmons, empresario polifacético estadounidense. El hombre afirma que empezó hace un par de décadas, porque “quería ligar”. Y, aunque su fortuna está valorada en 340 millones de dólares, es inevitable, tras leer esta confesión, pensar que este tipo es un pobre perdedor. Solo practican yoga para ligar quienes antes han fracasado intentándolo en los dos ámbitos de más contrastada solvencia: los museos y las manifestaciones.

Quien no ha pillado en el Rijksmuseum de Ámsterdam o protestando contra la globalización o la guerra de Iraq, no ha vivido. Bien, pues Russell, a sus 57 años, no sólo sigue haciendo la postura del árbol, sino que ha creado una app para ayudar a meditar, y eso que mirar la pantalla del móvil acostumbra a dar de todo menos paz. Además, Simmons publicó en 2014 un libro para terminar concluyendo que lo que hay que hacer es seguir pensando, titulado Al triunfo por la inmovilidad. En Amazon y en La Moncloa ha sido un éxito.