Cómo una ‘stripper’ se convierte en princesa
Sofía Hellqvist se casa el día 13 con Carlos Felipe, el único hijo varón de los Reyes de Suecia
Si los viejos aristócratas creían haberlo visto todo cuando una madre soltera se casaba con el heredero del trono noruego o una divorciada con el heredero español o la hija de un ministro de Videla se convertía en la reina de Holanda, se equivocaban. La corte sueca está a punto de dar una vuelta de tuerca más a los nuevos tiempos que imperan en las monarquías europeas. Sofía Hellqvist, ganadora del concurso de televisión Hotel Paradise, algo así como Gran Hermano, que también trabajó como camarera, modelo y stripper, se convertirá el próximo día 13 de junio en princesa por su matrimonio con Carlos Felipe, el único hijo varón de los Reyes de Suecia.
Los suecos están acostumbrados a que su familia real les de algún que otro susto, como el día en que la princesa Magdalena rompió con su novio cuando tenía fecha de boda o cuando la heredera, Victoria, decidió contraer matrimonio con su preparador físico. Pero lo de Sofía Hellqvist ha requerido un buen lavado de imagen para que fuera finalmente aceptada, que ha incluido un cuidado tratamiento en los medios de comunicación.
Esta misma semana como colofón a lo que han sido meses de transformación la pareja comparecía ante las cámaras de televisión en la primera de dos entregas de una larga entrevista previa al enlace. “Probablemente no haya conocido la magia del amor antes de encontrar a Sofía, pero desde que la conozco siento de verdad cómo puede transformar a una persona”, proclamó el príncipe a la televisión TV4. “Carlos Felipe es definitivamente el adecuado para mí. Es mi mejor amigo de muchas maneras. El amor construye a una persona de una forma increíble”, añadió ella, en un diálogo que parecía sacado de una novela de amor.
Las declaraciones del príncipe tuvieron una rápida respuesta. Emma Pernald, con quien mantuvo una larga relación, declaró airada: “Es extraño oír eso. Yo sí sentí el amor durante los 10 años que estuvimos juntos”.
Carlos Felipe, de 36 años, no reinará. Suecia cambió la ley para que mujer y varón estuvieran en igualdad. Será Victoria, la mayor, quien sucederá a su padre. Aún así, que el hijo del rey, el hermano de la futura reina, quiera unirse a una mujer que media Suecia ha visto desnuda participando en realities de televisión no deja de ser todo un bombazo. Por eso desde hace un año cuando anunciaron su deseo de casarse han trabajado con la ayuda de un equipo de asesores de imagen y la que será la nueva princesa fue entrando poco a poco en la agenda de palacio.
En los últimos dos años Sofía ha participado en la vida familiar de los reyes de Suecia, ha asistido a las bodas y bautizos de las hermanas de su prometido y de sus sobrinas. Y, a la vez que su vida pública crecía, creía también el largo de sus faldas. Lejos queda aquella sesión de fotos que hizo con solo 20 años para la revista masculina Slitz, en la que posó solo con la compañía de una serpiente alrededor del cuerpo. Cuando la relación de Sofía con el príncipe trascendió, el periódico Expressen publicó aquella imagen de nuevo.
La prensa sueca asegura que Magdalena ha intentado evitar la boda de su hermano. Pero el propio Carlos Felipe ha negado un enfrentamiento entre hermanos. “Todo son invenciones”, ha sentenciado. “Los tres nos llevamos muy bien”. Quizá es que en los últimos meses Magdalena, embarazada por segunda vez, está más ocupada en salvar su matrimonio con Christopher O’Neill que en impedir el de Carlos Felipe.
Gracias a esa campaña de imagen, en los últimos tiempos se habla más de la etapa en que Sofía Hellqvist dio un vuelco a su vida y en 2009 se marchó como voluntaria a Ghana para construir un centro para mujeres o de cómo recondujo su carrera profesional hasta convertirse en profesora de yoga. Fue de regreso a Suecia cuando conoció a su príncipe.
Carlos Felipe goza de los privilegios de ser hijo del rey y tiene pocas obligaciones institucionales. Estudió Diseño Gráfico e Ingeniería Agrónoma. Y, como todo príncipe que se precie, posee formación militar. Pero lo suyo son los deportes de riesgo y la vida al límite. La última prueba, esta boda con la que ha retado a la monarquía más rancia.
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