Escribir deprisa, editar despacio
Los periodistas estamos obligados a escribir deprisa, pendientes siempre de la hora de cierre, pero eso no justifica que las informaciones que publicamos estén mal escritas. En un medio como EL PAÍS, donde se publican mensualmente más de 10.000 informaciones, es inevitable que se produzcan errores. Los más llamativos son los ortográficos, pero también afean las crónicas pleonasmos, palabras reiterativas y frases mal redactadas. Una atenta edición puede y debe acabar con estos errores.
Recibo mensajes señalando fallos gramaticales con cierta asiduidad. Hace unos días, un lector me envió un correo espantado al ver mal escrito un refrán bien común: ‘El que mucho habla mucho yerra’. En EL PAÍS se decía ‘El que mucho habla mucho hierra’.
Una lectora creyó detectar un error similar en una crónica política. En ella se decía: las puyas vuelan, en referencia a la fuerte tensión que se vive en el Partido Popular. Al lector le cuesta imaginar peleas tan encarnizadas, escribe esta lectora, por los pasillos y despachos del palacio de La Moncloa, y duda realmente de que las diatribas y vituperios desemboquen en agresiones con armas blancas. ¿No se tratará más bien de ‘pullas’? Está claro que sí, pero es correcto también escribir puya, con y griega, en esta acepción del término.
Hace ya tiempo que noto que determinados periodistas que escriben en su periódico confunden estrepitosamente el condicional con el subjuntivo, y usan éste cuando deberían (y no ‘debieran’) usar aquél, me escribía, José Ignacio Alemany. Este lector me adjuntaba un ejemplo tomado de una columna de opinión, pero una detenida lectura de las páginas del diario me ha llevado a la misma conclusión que a él. Algo extraño sucede con el tiempo subjuntivo, porque lo usamos mal con demasiada frecuencia.
Otro lector, Fausto Rojo, un enamorado del idioma, me envía casi un mensaje diario con las pequeñas y grandes incorrecciones que encuentra en EL PAÍS, y que afectan no sólo a redactores sino a algunas firmas del diario. Con frecuencia se trata de pleonasmos (...amenaza con hacer volar por los aires esa recuperación); pero también hay frases tan retorcidas que acaban por decir, como señala este lector, lo contrario de lo que deseamos. Y me cita, a título de ejemplo, una crónica donde se señala, ...para evitar de una vez que la Santa Sede deje de ser un paraíso... O la siguiente frase: La Infanta aportó esta cantidad para tratar de evitar no ser parte [civil] en el juicio.
El martes, 2 de junio, el mismo lector me señala un error similar en otra crónica de la sección Madrid. ... y, además, difícilmente nadie pactará con él.
Fausto Rojo señala también un uso incorrecto de las preposiciones, por ejemplo, en la frase de un texto de Pantallas, ‘el primero que se dignó en concederle la Academia’. La preposición ‘en’ no hace más que estorbar, comenta. En otros casos ocurre lo contrario: ‘El Ejecutivo confía que el tirón...’. Si se trata de una confidencia, vale, pero me temo que se habla de confianza, en cuyo caso falta la preposición ‘en’, escribe Rojo.
El mismo lector se queja del uso reiterativo del verbo volver. Me cita esta frase de una columna: Hay que estar vigilantes para que jamás pueda volver a repetirse algo similar. Considera, además, que usamos el término ‘esquina’ por ‘rincón’ equivocadamente. Y para demostrarlo incluye esta frase: se habían atrincherado en una esquina, todos juntos'". Lo correcto era, ‘en un rincón’. Fausto Rojo señala, además: Entre las muchas agresiones al idioma que cometen los cronistas deportivos se encuentra el uso de 'giro' por 'vuelta', como si fuesen sinónimos. Adjunta también alguna que otra perla de la sección de Economía, como esta que me envió hace semanas: Fráncfort rehúsa a recurrir la...’ Una de dos: o cambia ‘rehúsa’ por ‘renuncia’ o sobra la pobrecita preposición, escribía. Las prisas no lo justifican todo. La edición de los textos tiene que ser cuidadosa.
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