Consejos para hacer el trekking del lago Inle, en Birmania
Estoy en Myanmar (aunque me gusta seguir llamándole Birmania) y no he podido postear antes porque estaba perdido por las montañas Shan haciendo uno de los trekking más interesantes de este país: el del lago Inle.
Esta ruta senderista de dificultad media empezó a hacerse popular hace unos seis años y se ha convertido ya en un clásico de todo viaje por Myanmar. Empieza en Kalaw, un pequeño pueblo del estado de Shan, 600 kilómetros al norte de Yangon, y termina en un lugar idílico, el lago Inle, el segundo más grande de Birmania.
He de decir que los paisajes que atraviesa no son tan espectaculares como había imaginado, especialmente en esta época, final de la temporada de verano, cuando todo está seco y los campos de arroz en baldío. Imagino que de haber venido en la temporada alta (ver datos prácticos), cuando los arrozales muestran ese verde eléctrico tan especial, mi percepción habría sido otra.El envoltorio de la caminata son colinas con pinares y campos abiertos de labor sobre una tierra rojiza y arcillosa. De vez en cuando aparecen algunos arrozales en terrazas, pero no son la nota dominante del entorno.
De todas formas el gran atractivo de este trekking, lo que lo hace más que recomendable, no es tanto el escenario por el que discurre como las gentes que lo habitan y los pueblos por los que atraviesa. Es una verdadera inmersión en la vida rural de un país del sudeste asiático aún sin alterar. La senda discurre por territorios de las etnias danu y pa-o; agricultores que viven pendientes de las lluvias del monzón, apegados a la tierra y a sus costumbres ancestrales. Las casas son de bambú; los campos se cultivan con azadón y los lugareños visten aún a la manera tradicional; los hombres con sus faldas longyi y las mujeres con sus llamativos turbantes anaranjados.
De momento no hay ninguna infraestructura turística en la ruta; es aún territorio de mochileros y viajeros que estén dispuestos a vivir una experiencia auténtica en un territorio no trastocado por la modernidad a cambio de renunciar a ciertas comodidades. Su duerme en casas particulares donde siempre hay una estancia limpia, una colchoneta en el suelo y hospitalidad a raudales. También se suele pernoctar en monasterios budistas. Y se come en pequeños restaurantes locales o en tiendas-bar de esas que tiene de todo, desde semillas a botones.
Pero esto va durar poco. A mi paso vi ya en construcción dos complejos hoteleros -aunque con cabañas tradicionales de bambú- con su propio restaurante. Y tras esos vendrán más. Cada día pasa más gente por el trekking del lago Inle y es inevitable que los más avispados vean una oportunidad de negocio.
La ruta no acaba en el propio lago sino en ThanTaung, un poblado a orillas del río Inn Dine, que desemboca en el lagoInle, desde donde una barca te lleva al lugar donde hayas decidido alojarte.
El premio gordo del trekking es visitar el lago Inle, uno de los lugares que más me han impactado de todos los que he visto últimamente. Pero eso lo dejo ya para el siguiente post.
Aquí van todos los datos que tienes que saber para hacer el trekking del lago Inle, en Myanmar (o Birmania):
Tiempo necesario.
Desde Kalaw al lago hay 58 kilómetros. El trekking normal dura tres días y dos noches. Hay quien lo acorta para hacer una sola noche o quien le añade un día más para explorar a pie las riberas del lago. Tres días es lo mínimo recomendable.
Cómo llegar.
Hay autobuses desde Yangon y Mandalay hasta Kalaw. Pero tardan 12 horas. Si no llevas el presupuesto muy ajustado es mejor tomar un avión de Yagon a Heho (unos 110 euros), que está a 30 kilómetros de Kalaw.
Reservar el trekking.
Kalaw es la capital del senderismo en Birmania y hay un motón de agencias en torno al mercado que te organizan lo que quieras. También en los propios hoteles y gust-house ofrecen guías particulares. Excepto en fechas muy abarrotadas de temporada alta, puedes llegar un día, buscar un guía y salir al siguiente.
Cuanto cuesta.
Como media, para grupos pequeños (no más de 6 pasajeros) calcula unos 30 dólares por persona y día, que incluye el servicio de guía, todas las comidas y alojamientos en casas particulares o monasterios. A eso hay que sumar 10 dólares que cobran de tasa por entrada a la zona del lago.
Mejor época.
En esta zona de Birmania hay tres estaciones. El verano, la más calurosa, abarca de febrero a mayo; entonces los campos están secos, el paisaje es más árido y hace más calor; ¿ventajas?: los caminos no tiene barro, apenas hay gente en la ruta y sobre todo, no hay mosquitos. La temporada de lluvias va de mayo a primeros de septiembre; es la peor para ir porque llueve todos los días, los caminos están embarrados y hay más mosquitos; a cambio el paisaje es verde. La época ideal, la temporada alta, abarca desde octubre a enero, lo que los birmanos llaman invierno. No hace mucho calor, los campos están rebosantes de color y llueve poco; la desventaja es que hay mucha gente y todo se satura.
Agosto, el mes en el que viene más españoles, no es malo del todo; las lluvias ya están acabando, sobre todo en la segunda quincena, y los arrozales están en todo su esplendor.
¿Solo o con guía?
Recomiendo encarecidamente contratar un guía. El trekking al lago Inle no es el Camino de Santiago; ni está señalizado ni es una ruta en concreto; se puede ir por varios sitios y es imposible preguntar porque nadie habla inglés. En serio, hacerlo por tu cuenta me parece una estupidez; además no que te vas a enterar de nada, un guía no solo te enseña el camino, te cuenta cosas de los lugares y las gentes que te cruzas. Las etapas no tienen un final concreto; cada guía o compañía tiene acuerdo con pobladores de alguna aldea y llevan a su clientes a alojarse y cenar allí. Así que no todo el mundo hace la misma ruta; varía en función de quien te guíe.
Qué llevar.
El peso mínimo, porque por el camino se puede comprar comida, agua o refrescos. Y se come y cena siempre en pequeños restaurantes o en casas particulares. En verano, pantalón corto y un par camisetas. Imprescindible gorro, gafas de sol y protector solar. Con zapatillas de montaña, basta; no creo necesarias las botas de caña alta (excepto en temporada de lluvia). Y siempre, un chubasquero, aunque sea la época seca. En temporada de lluvias, importante una red antimosquitos para colgarla del techo de la estancia donde durmamos. Y un buen repelente.
NOTA: se hace extraño hablar de turismo y vacaciones en una zona del mundo donde ahora mismo existe una tragedia humanitaria con los refugiados rohingya, de religión musulmana, que huyen de Myanmar hacinados en barcos y a los que ningún país vecino quiere acoger. Espero que el sentido común y la más mínima humanidad imperen en los gobernantes de Myanmar, Tailandia, indonesia y Malasia y se le dé una solución digna a este tremendo éxodo.
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