Un viaje privado de los reyes belgas irrita a la población

La familia real belga ha decidido pasar las navidades en Indonesia, una decisión que puede pasar factura a su popularidad. El rey Felipe, su esposa Matilde y sus cuatro hijos partieron el sábado hacia el país asiático para descansar durante 10 días. En su desplazamiento utilizaron, como suele hacer el jefe de Estado en todos sus viajes, un avión militar. Y ese gesto, en un momento en que el país se dispone a aplicarse una cura de austeridad, ha irritado a una parte de la población.

Ha sido un sindicato militar el encargado de hacer público ese malestar. La organización CGSP, de corte socialista, pide al monarca mayor mesura en la utilización de recursos públicos. “El rey debería dar muestras de sobriedad”, ha asegurado el sindicato a la prensa flamenca. Las reacciones en la parte francófona del país son más tibias, centradas en la obligación que tiene la familia real de desplazarse en vehículos militares por motivos de seguridad.

El Palacio Real belga ha declinado pronunciarse sobre este viaje navideño. Como norma general, cualquier desplazamiento del monarca, ya sea en viaje público o privado, se realiza en aviones públicos desde hace décadas porque es el jefe del Estado. Y esas reglas no van a cambiar, aunque el nuevo Gobierno ya ha anunciado algunos retoques en lo que respecta al uso privado de vehículos militares.

“Desde el punto de vista jurídico no hay mucho que decir. Puede ser más un problema de oportunidad al producirse el viaje en tiempos de austeridad”, explica por teléfono Marc Verdussen, doctor en Derecho por la Universidad Católica de Lovaina. Tras 26 años de presencia del Partido Socialista en el Gobierno federal, la nueva coalición conservadora que rige en Bélgica se dispone a aplicar medidas fuertemente contestadas en la calle, como el retraso de la edad de jubilación a los 67 años y el fin de la revalorización automática de salarios. El país vivió una huelga general el pasado 15 de diciembre que paralizó los servicios públicos.

En este contexto, Felipe, Matilde y tres de sus hijos (la heredera, la princesa Elisabeth, tomó un vuelo regular porque tiene prohibido viajar con su padre, en caso de accidente) partieron el pasado sábado a bordo de un avión militar Falcon desde la base militar aérea de Melsbroeck. El aparato y la tripulación que lo maneja deberán quedarse en Indonesia durante la estancia de los reyes en ese país. El sindicato CGSP lo considera excesivo y pide al monarca que reembolse los gastos al erario público.

Se trata del primer tropiezo económico del rey Felipe, en el trono belga desde julio de 2013. Su padre, Alberto II, ya fue objeto de críticas por haberse quejado en algún momento de la dotación pública que recibía. La casa real belga percibirá el año próximo 36 millones de euros, 2,7 millones menos que en 2014. Es la primera vez que los belgas conocen la cantidad exacta dedicada a la monarquía.

La controversia se produce pocos días después de que el ministro de Defensa, el nacionalista flamenco Steven Vandeput, anunciara una próxima reflexión sobre el uso de aviones militares para viajes privados. Preguntado por la prensa belga sobre la oportunidad del desplazamiento del rey a Indonesia, el departamento de Vandeput evitó controversias y se escudó en que las nuevas normas regirán a partir de 2015. Y la familia real tiene previsto regresar antes de Año Nuevo.